Cientos de zaragozanos han aprovechado el día festivo y las temperaturas primaverales para acudir a puentes, orillas y paseos y no perderse la llegada de la punta de la crecida extraordinaria del Ebro a la capital aragonesa.

La lentitud en el avance del río finalmente ha provocado que la punta de la crecida no llegue hasta esta noche, pero durante todo el día de hoy los vecinos han llenado las zonas de la ribera en las que estaba permitido el paso, y también algunas en las que no lo estaba, para contemplar cómo el Ebro inundaba paseos o hacerse "selfies".

Lo mismo han hecho en los diferentes puentes de la ciudad, que han recibido hoy una afluencia mucho mayor que la de un domingo cualquiera para ver el espectáculo.

"Estamos media Zaragoza aquí", "mira qué bravo baja", eran algunos de los comentarios que se intercambiaban quienes se concentraban alrededor del Ebro.

El Ayuntamiento de Zaragoza ya había decidido suspender algunos de los actos que tenían lugar cerca del río, como una maratón prevista para este fin de semana, el rastro, que tiene lugar cada domingo en una explanada contigua al Ebro, o el espectáculo "The Hole", que finalmente ha sido trasladado a otra zona más alejada.

No obstante, algunos pequeños vendedores ambulantes no han querido desaprovechar y se han acercado igualmente a la zona, lo que ha obligado a intervenir a la Policía Local.

Buena parte de los paseos fluviales situados en la zona en la que se ubicaba la Expo de 2008, reconvertida ahora en parque empresarial y en zona de ocio y terrazas, han quedado cortados por seguridad, y el anfiteatro del recinto, donde en ocasiones se han celebrado conciertos, aparecía completamente anegado por el agua.

También se ha cerrado el denominado Parque del Agua Luis Buñuel, en el meandro de Ranillas, ante el riesgo de inundación, como ocurrió durante la avenida extraordinaria de 2015, cuando el agua llegó a cada rincón del mismo.

Esta vez no se ha llegado a ese extremo, aunque sí que el Ebro se ha adentrado bastantes metros en el parque y los patos han ampliado su hábitat hasta varias zonas de juegos infantiles, también invadidas por el agua.

Buena parte del centro de la capital aragonesa se encuentra varios metros por encima del río, por lo que el agua no ha llegado a esas zonas, pero la situación en los barrios de la margen izquierda, más bajos, ha sido más complicada.

Así, desde la zona Expo más cercana al Puente de La Almozara prácticamente se podía tocar el agua desde la barrera y desde el Arrabal, frente a la Basílica del Pilar, el río ha comenzado a inundar parques.

El Ayuntamiento también se ha visto obligado a cortar a lo largo del día uno de los sentidos del Tercer Cinturón, una de las circunvalaciones de la ciudad, y el Museo del Foro de Caesaraugusta, justo debajo de la Plaza del Pilar, ha sido cerrado.

Pero los zaragozanos, probablemente calmados después de que las afecciones aguas arriba no hayan sido tan dramáticas como en las crecidas extraordinarias de 2003 ó 2015, han puesto al mal tiempo buena cara y han convertido las inundaciones en un plan de ocio más para la mañana y tarde del domingo.