Fernando Rivarés, el adalid de la «cultura de la paz» -una frase que suele decir mucho- y responsable de las finanzas del Ayuntamiento de Zaragoza, daba cuenta ayer del presupuesto que el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) ha decidido aprobar a la brava y sin contar con nadie. Lo hacía asegurando que el acuerdo no solo es posible sino necesario, y que quiere que la aprobación inicial llegue «el próximo 22 de diciembre» para que pueda ser definitivo en el pleno del mes de febrero y empezar a ejecutarlo en marzo. Así se desmarcó de las críticas de la oposición por solo haber informado a la asamblea ciudadana, cerrada a los medios y solo con 50 personas, y sobre todo de PSOE y CHA, los partidos que le han otorgado su principal aval como responsable del área, la aprobación de las cuentas del 2016 y el 2017.

El edil de ZeC defendió que presentar un documento sobre el que negociar enmiendas es su «obligación», igual que la del resto de concejales evitar la prórroga, y acuso a socialistas y nacionalistas de «torear a la ciudad» en los ejercicios anteriores dilatando las negociaciones en exceso. Y, de paso, añadió que es más complicado ejecutar un presupuesto si, como este año, se aprueba tan tarde que se tiene que empezar «en abril». Así que ni les ha llamado para dialogar. Lo hará «el martes o el miércoles», cuando ha convocado una Comisión Extraordinaria de Economía para fijar el calendario de tramitación, abriendo oficialmente el periodo de enmiendas. Ese será el campo de batalla, donde también se puede hacer política y negociar.

«Podemos pactar todas las enmiendas y negociarlas entre los tres», añadió, porque la estrategia, en su opinión, «no dificulta la negociación y porque pactar previamente es «vieja política de salón con las siglas por bandera». Claro, siendo así, ¿para qué llamarles? «No vale un presupuesto aprobado a mitad de año», apostilló el edil, quien además recordó que muchas de las partidas que aparecen para el 2018 son inversiones que se pactaron el año pasado en un «plan a tres años» que acabará en el 2019.

Casi ninguna reacción a sus palabras. Ni siquiera tras hacerse oficiales las cifras que adelantó el jueves EL PERIÓDICO. Solo Carmelo Asensio, de CHA, la tercera pata de esa negociación, lo hizo para recordar a Rivarés que «él también podía haber presentado mucho antes» el presupuesto para adelantar y no lo hizo. «Se ha contagiado de otros compañeros suyos de no querer negociar», dijo, en referencia a Alberto Cubero y su apuesta de municipalizar servicios. «Las paredes de cristal son cada vez más altas en este Gobierno», lamentó el edil, quien mostró su «voluntad» de hacer «lo posible» por evitar la prórroga, que sería una «torpeza» y una «estupidez» permitir en el primer ejercicio que Zaragoza no estará sujeta al plan de ajuste.