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UNA MULTA DE 12.000 EUROS HA PRECIPITADO LA DECISIÓN

Las inspecciones de Trabajo a los músicos se cobran su primera víctima

Después de 27 años al frente, los propietarios de La campana de los perdidos han traspasado la sala

Las inspecciones de Trabajo a los músicos se cobran su primera víctima

Hace cuatro años ya tuvo que dejar de estar al frente José Ángel Rodicio, el auténtico alma mater de La campana de los perdidos, una sala que lleva 27 años programando actuaciones en directo. Aquello, causado por el deterioro grave de la salud de Rodicio por la talidomida, ya provocó que el resto de socios tuvieran que delegar la gestión de la misma en otras personas. Pero la puntilla que ha supuesto el fin del espíritu del bar ha sido las inspecciones que el Ministerio de Trabajo lleva realizando en los últimos meses a los músicos que tocan en las salas de conciertos que ha derivado en una multa de 12.000 euros. Una actuación de O'Carolan el 30 de junio pondrá el punto y final a la etapa de la actual dirección que ha decidido traspasar el local.

"Desde que yo tuve que dejar de estar al frente --apunta Rodicio-- ya no era lo mismo pero lo que ha acabado de precipitar todo, la puntilla, han sido las inspecciones laborales ya que nos han impuesto una multa de 12.000 euros por tres músicos que no estaban dados de alta en la Seguridad Social. Para un local pequeño como nosotros, esa multa nos ha matado".

CONTRATOS DE ALTA

En los últimos meses, el Ministerio de Trabajo está realizando inspecciones en las diferentes salas de conciertos solicitando los contratos de alta de los músicos que intervienen en los conciertos ya que les consideran trabajadores de la empresa. "Éramos conscientes de que podíamos tener este problema y nosotros estamos dispuestos a pagar los 12 o 13 euros de dar de alta a la Seguridad Social a un músico un día pero lo que no podemos hacer es liarnos con toda la burocracia, dar de alta y despedir, porque se dispara el precio", explica Rodicio. De hecho, el propio gestor de La campana explica que ya se trató de solucionar la situación en el 2012: "Desde la asociación de salas, llegamos a un acuerdo con una cooperativa de músicos de Madrid para hacerlo a través de ellos que salía bien de precio. Nosotros lo estuvimos haciendo durante todo el año pero, al final, los músicos no querían darse de alta y se iban a las salas que no lo hacían por lo que dejamos de hacerlo", apunta Rodicio que explica que los inspectores no aceptaron explicaciones: "Les dijimos que no hay una relación laboral porque muchos tocan como amigos y apenas se llevan la taquilla por lo que es el público el que les paga y no la sala. Ellos insistieron en que había un ánimo de lucro porque su presencia ya permitía vender más copas, por ejemplo. Desde entonces, solo contratamos a autónomos".

OTROS LUGARES

No ha sido la única sala que ha tenido problemas ya que, entre otros, el pub Eccos ha suspendido sine die todos sus conciertos ya que están amenazados de sanción si no lo hacen. Lo mismo ha ocurrido en el Penguin Row que ha tenido que cancelar incluso sus concursos de Trivial. "Es un ataque a la línea de flotación cultural de una ciudad --reivindica Rodicio-- que llega a tener 72 conciertos en un fin de semana y que ha servido de ejemplo para otras ciudades españolas". Y es que una de las reivindicaciones del sector es que se diferencie a los músicos amateurs de los que viven de esto.

Desde el Eccos, su propietario ha dejado este mensaje en Facebook: "La sala cancela todos los conciertos que hay programados este mes y también todos los conciertos que estaban preparados para este año ha poder conseguir una alternativa. He estado a punto de arrojar la toalla por todo lo que esta ocurriendo en la actualidad con estas medidas absurdas que no hay persona con dos dedos de frente que pueda entenderlo, porque esto va a destruir mucho trabajo, bienestar y lo que es tan necesario para todos como es nuestra cultura que nos la están arrancando miserablemente, haciendo un daño irreparable y como siempre pagando los que menos culpa tienen o más lo necesitan".

Ahora, La campana empieza una nueva etapa de la mano de Eduardo Tolosana, músico de Mongolo y que ha tenido otros locales como La esfera o La caja tonta. "Ya lo anunciará él pero su idea es seguir programando aunque únicamente un concierto a la semana y más centrado en el rock", concluye Rodicio.

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