Mas de 40 entidades y particulares han presentado alegaciones formales al proyecto de reforma del paseo Independencia planteado por el Gobierno del PP en el Ayuntamiento de Zaragoza, criticado por sectores profesionales, sociales y políticos desde su presentación hace dos semanas. Pese a las diferencias de las alternativas propuestas, hay puntos básicos reclamados por la mayoría: más espacio para el peatón, menos tráfico privado, mayor superficie verde y un acabado urbano confortable y de calidad, propio de un espacio emblemático destinado a ser paseo central de la ciudad. El párking provoca división de opiniones y el centro cultural subterráneo planteado en la plaza de Aragón cosecha un rechazo generalizado. El periodo de exposición pública del proyecto municipal, abierto el pasado día 7, se cerró ayer a las dos de la tarde con al menos 12 escritos firmados por colectivos profesionales, asociaciones y entidades ciudadanas y otras 29 sugerencias presentadas por particulares. Además de las dos grandes alternativas propuestas por el Colegio de Arquitectos de Aragón y por los ingenieros de caminos, el proyecto del PP ha sido revisado formalmente por los comerciantes de Centro Ciudad y del Centro Comercial Independencia, la Cámara de Comercio de Zaragoza, el Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y Rioja, La Federación de Empresas de Transporte de Mercancías, Asociación Naturalista de Aragón, Asociación de Hoteles de Zaragoza, Disminuidos Físicos de Aragón, colectivos de defensa de la bicicleta, cuatro entidades vecinales y una comunidad de propietarios de la plaza Aragón. El proyecto municipal establece seis carriles de tráfico público y privado en el centro del paseo, ampliación de aceras, un aparcamiento subterráneo de 550 plazas con cuatro bocas de acceso --habría seis, contando las dos del Tubo-- y una gran superficie peatonal en la plaza Aragón; en el subsuelo se construiría una centro cultural. Frente a esta propuesta, calificada de plana y poco ambiciosa, los alegantes han desgranado sugerencias que mantienen una dirección mayoritaria: Independencia y su entorno debe ganar aún más espacio para el peatón. Muchas de las propuestas inciden en que la circulación debe reducirse al transporte público, con autobuses, taxis y tranvía. Los colegios de ingenieros de caminos y de arquitectos se sitúan en esta línea; los primeros quieren soterrar el transporte privado y los segundos, eliminarlo. Asociaciones de vecinos, grupos de defensa de la bicicleta y la cámara de comercio --que solicita peatonalizar las calles adyacentes de Independencia-- apoyan esta tesis. A la petición de una mayor superficie para pasear se une al deseo de que Independencia consiga una imagen de parque, con abundante zona verde, lejos del aspecto duro del proyecto municipal. El aparcamiento subterráneo, uno de los puntos calientes de la reforma, suma defensores acérrimos --que lo quieren más grande-- y detractores tajantes. Todas las asociaciones de comerciantes que alegan piden más plazas. Por ejemplo, la cámara de comercio, que fija en 900 la necesidad en esta zona. La entidad recuerda la existencia de 1.076 establecimientos hoteleros y comerciales en el sector Independencia y dice, además, que las calles Alfonso, Don Jaime, Cinco de Marzo o San Miguel no permiten aparcar. Los ingenieros industriales también sugieren ampliarlo, además de trasladar los accesos a las plazas de España y Aragón, que servirían también para el estacionamiento del Tubo. Entre otras sugerencias, abundan los cambios referidos a la estética del paseo --incluida la iluminación y el mobiliario urbano-- y las consideraciones técnicas, como la necesidad de una galería de servicios subterránea, apuntada por arquitectos e ingenieros industriales.