PARA EL JUSTICIA. Mi hijo el día 9 de noviembre del año 2001 sufrió un accidente de trabajo en una obra de Montañana. Se cayó desde un tercer piso por un hueco de escalera que no tenía protección. Sus compañeros llamaron al 112 y vino una ambulancia que lo trasladó hasta la MAZ, por ser el hospital más cercano. Como somos autónomos pagamos la factura de la MAZ y de la ambulancia y lo reclamamos a la Seguridad Social. Nos fue denegado con toda la documentación pertinente. Fui al Justicia de Aragón y también me lo denegaron. Al final opté por buscar un abogado particular y puse una demanda. El juicio ha salido favorable a mi hijo y me han demostrado que tanto el abogado como el juez son personas honradas. Por este motivo dudo mucho de la efectividad del Justicia de Aragón, y sinceramente pienso que es un organismo que no sirve para nada y de hecho las personas que esperen que les resuelva algún problema lo llevan claro. Mi reflexión es: para qué sirven y para qué están estos organismos públicos. M TERESA VICENTE. ZARAGOZA

LOS AUTOBUSES. En los últimos días he leído una queja de una usuaria del autobús urbano en la que criticaba las altas tarifas en relación con la calidad de los servicios. Yo también utilizo habitualmente este transporte, y me gustaría decir que considero que en esta ciudad tenemos un servicio púbico excelente, al menos con el precio que pagamos por el billete. Para la gente que no lo entienda, y se queje de los tiempos que tiene que esperar o las malas combinaciones, me gustaría que saliera de Zaragoza y comprobara lo que cuestan los billetes en el resto de las ciudades españolas, y ya no digo nada en el extranjero. Digo esto porque seguro que si el ayuntamiento igualara estos precios la gente se le echaría encima, como ha quedado reflejado con la ridícula subida que han hecho este año. Como conclusión me gustaría decir que el precio aquí es baratísimo, y aunque el servicio es mejorable, guarda una relación excepcional. Sólo hay que mirar las instalaciones de los autobuses en toda la ciudad y compararlos. MARGARITA JIMENEZ. ZARAGOZA