La comunidad aragonesa arrastra un déficit de soldados profesionales desde que, en diciembre del 2000, concluyó el sistema de servicio militar obligatorio. Los datos de 2002 tampoco dejan mucho lugar para el optimismo, dado que, en el cómputo global (que excluye Teruel por carecer de unidades militares), aragoneses y navarros han presentado tan solo 988 candidaturas a soldado profesional, o sea, el 16,1% de las 6.102 plazas convocadas en Aragón.

Por provincias, de las 4.277 plazas convocadas en la provincia de Zaragoza, sólo solicitaron cita 623 jóvenes de ambos sexos residentes en Aragón y Navarra, 422 hombres y 210 mujeres. Es decir, sólo se cubrió, en el mejor de los casos, el 14,5% de las plazas convocadas.

En la provincia de Huesca se convocaron, entre la capital provincial y Jaca, un total de 1.825 plazas, de las que fueron cubiertas 365, tanto por oscenses como por candidatos de otras provincias. Eso significa que sólo se cubrió el 20% de las plazas convocadas. Al mismo tiempo, 8 oscenses solicitaron destino en provincias distintas a la de residencia.

El Ministerio de Defensa todavía no ha facilitado el número de aspirantes de otras comunidades que solicitaron plaza en Aragón, pero es seguro que no bastaron para suplir las 5.114 plazas sobrantes.

La situación es preocupante, y así lo reconoció, con motivo de la última Pascua militar, celebrada el 6 de enero en Zaragoza, el teniente general Estellés, responsable del Mando Aéreo de Levante.

"Tanto en personal civil como en tropa --afirmó-- estamos en unos números relativamente cortos y además descompensados en función de la edad y de la región".

En su opinión, el desarrollo económico de Aragón explica en gran medida que el ingreso en el Ejército no sea atractivo para muchos jóvenes que buscan salidas laborales en trabajos mejor pagados. "En regiones como Aragón, de alto nivel económico y de un elevado grado de bienestar --subrayó Estellés--, se puede hacer menos captación de tropa profesional que en comunidades como Andalucía y Extremadura".

Las cifras aragonesas puede extrapolarse a nivel nacional, dado que el Ejército español precisa en torno a 100.000 soldados profesionales para el normal desenvolvimiento de su cometido y de sus cada vez más numerosas misiones en el exterior, desde Bosnia y Kosovo a Afganistán.

Sin embargo, a fines de 2001, los efectivos de tropa sumaban 74.513 soldados, es decir, en torno a un 25% menos de los que se necesitarían.

A nivel global empiezan a despuntar signos esperanzadores. Así, en el 2002 el número de peticiones de ingreso en toda España se elevó a 35.342 lo que supuso un incremento de 10.261 respecto a 2001.