La comunidad científica apostó ayer en Zaragoza por un estudio completo de las riberas del río Ebro para conocer su exacta situación, dado "el gran desgobierno y la mala gestión de las administraciones competentes", que aseguran son el origen de la última gran avenida histórica. El levantamiento de motas ilegales, la instalación de granjas e invernaderos en zonas inundables, la construcción de urbanizaciones junto al cauce o el trazado de infraestructuras en terrenos anegados, como el caso del tercer cinturón, son, a su entender, políticas "por las que habría que pedir responsabilidades".

El seminario que en la Universidad de Zaragoza reunió a una veintena de expertos, profesores e investigadores de varias universidades, bajo el tema Claves, razones y soluciones ante el riesgo de nuevas inundaciones en el valle del Ebro , concluyó ayer en varias peticiones al consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné.

Primero, la defensa de las poblaciones ribereñas; segundo, una reflexión sobre las motas, "para saber cuáles hay que mantener y cuáles retroceder"; y tercero, una renaturalización del río.

Convocados de manera urgente por la Fundación Nueva Cultura del Agua y la universidad, estos expertos insistieron en el problema de las defensas artificiales, porque "restan el espacio necesario para que la avenida se vaya amortiguando aguas abajo. De manera que la inundación es aún más perjudicial en la ribera baja", afirmó Juan Pedro Martín, de la Politécnica de Cataluña.

"Las inundaciones son fenómenos naturales que se pueden predecir. El problema aparece cuando el río tiende a ocupar un terreno que es suyo y se le ha negado", añadió Marta González, de la Politécnica de Madrid. "Las motas dan una idea de falsa seguridad que facilita que se incrementen los daños económicos".

"Hay que aprender a convivir con el río y desalojar las zonas de riesgo natural. La solución no viene por nuevas obras de defensa, sino por aceptar al río tal cual es", señaló por su parte Javier Martínez-Gil, de la Universidad de Zaragoza.