Un jurado popular decidirá si José María H. M., de 37 años, debe ser ingresado en un centro psiquiátrico cerrado por matar a su madre el 12 de septiembre del 2001 en el barrio zaragozano de Arrabal. El juicio se inició ayer en la Audiencia y está previsto que se desarrolle hasta la próxima semana.

El ministerio fiscal y el abogado de la defensa, Javier Notivoli, coincidieron en que el crimen no es imputable al acusado al aplicar la eximente de enajenación mental. Sin embargo, el segundo mantiene que debe seguir un tratamiento ambulatorio sin ingresar en un centro cerrado.

El acusado cometió el homicidio cuando sufría un brote de esquizofrenia paranoide que no había sido detectado por los médicos que le asistieron, atribuyendo sus trastorno a un estado de estrés provocado por problemas laborales.

Según explicaron sus familiares en el juicio, José María H. sólo había necesitado ayuda psicológica hace siete años, a raíz de una ruptura sentimental. Tres semanas antes de los hechos pensó que en el bingo en el que trabajaba había una mafia organizada e incluso se mostró reticente a cumplir su jornada laboral.

ESTRES LABORAL En el centro de salud de Actur le remitieron a una consulta psiquiátrica, donde se diagnosticó que había pasado por una situación de estrés, ya superada, y no se le sometió a tratamiento farmacológico.

El propio acusado señaló que el 10 de septiembre, mientras estaba en la plaza La Seo, Dios se apoderó de él y le habló: "Me dijo que estaba rodeado de templarios y de seres malignos. Los diablos estaban en La Seo y la Virgen y Dios en la basílica del Pilar".

Al día siguiente, interpretó en su fantasía que los atentados del 11-S habían sido cometidos por los templarios, por lo que fue al Pilar: "La Virgen me dio entonces una espada de luz para salvar a las personas, pero los vigilantes del templo me echaron porque decían que molestaba a las personas, ya que tenía que hacer un círculo en sus cabezas con la espada". También imaginó que su madre estaba poseída por el maligno, por lo que un día más tarde intentó sacarle los diablos por la boca y la asfixió.

Tras su detención, estuvo unos días en el Royo Villanova y en la enfermería de la cárcel de Zuera, pero el juez decretó su libertad provisional el 25 de diciembre y, desde entonces, ha sido tratado en el centro Rey Ardid.