Humorista

Tiene 4 CD en el mercado y un sinfin de seguidores fidedignos. Entre sus canciones se encuentran hallazgos como El bar Rambo o Cibeles no conduzcas . Hoy y el domingo está en La Campana, con entrada limitada.

--¿Qué actitud tiene al agarrar la guitarra de la foto?

--Bueno, es el escudo donde me refugio. No soy ningún virtuoso de la guitarra, al contrario, pero siempre la saco en las fotos porque es el vehículo que utilizo para transportar mis mensajes. Sin ella me siento desnudo.

--He perdido la cuenta de las veces que ha venido a Zaragoza.

--Muchas, muchas. La última fue en la plaza San Bruno, durante el Pilar. Y siempre que vengo voy a la Campana. Tengo una deuda con Rodicio, porque fue el primero que me trajo a Zaragoza.

--¿No siente la tentación de hacer alguna pieza humorística sobre la actualidad?

--Claro, pero es todo tan obvio que perdería eficacia. El humor sirve para decir cosas que a veces no se dicen en serio, pero lo actual no me hace ninguna gracia. Decía Fernando Fernán Gómez que si Aznar fuera actor no le daría trabajo; cuando se ríe parece Charlot y en serio parece un malo malísimo.

--Da la impresión de que se cobija usted en salas pequeñas porque le da miedo el gran espacio.

--No, hago grandes teatros por España. Pero reconozco que donde mejor me expreso es en pequeños locales, en las distancias cortas, ante 90 o 100 personas. Hago un espectáculo minimalista que necesita cercanía. Yo me sigo creyendo muy poco profesional, un amateur. Ya está: un profesional del amateurismo.

--¿Qué sigue produciendo risa y nunca falla?

--Bueno, esos recursos a la caca, culo, pis, no suelen fallar pero yo no soy partidario de recurrir a ellos. Lo que suele funcionarme es reírme de mí mismo; la gente se encuentra muy reconfortada.

--¿Y el sexo?

--Siempre funciona. Pero sutilmente, entre líneas.

--No es ese el humor que vemos en la tele...

--Claro, porque la televisión es un electrodoméstico encaminada a ganar dinero exclusivamente. Es la plaza mayor del pueblo, y a la gente parece que le gusta consumir eso que le dan. Pero a uno le gustaría que hubiera algún rinconcillo pequeño para poder seleccionar otras cosas.

--No sé si somos poco exigentes o es que las televisiones no tienen otra cosa que darnos.

--No, ha habido ejemplos de mayor calidad, como Caiga quien caiga , que, claro, cayó por hablar. Mira, cuando uno ve mucha televisión es que no quiere verse a sí mismo...

--Dígame sus tres humoristas.

--Pepe Rubianes, Tony Albá y Gila.