"¿Es que tú nunca has aparcado en doble fila?", preguntaba indignado ayer Mariano, un vecino del barrio de Las Fuentes, a un joven que había estacionado su moto en un hueco de la calle Doctor Iranzo. "Aquí no estamos para desperdiciar los sitios, haz el favor de dejarla encima de la acera, porque yo de aquí no muevo mi furgoneta". El ambiente se caldeaba por momentos. "Mira que no me corto ni un pelo y llamo a la grúa", le amenazó el joven.

Los encontronazos entre los vecinos de Las Fuentes y San José a la hora de aparcar sus vehículos son habituales. A la una del mediodía, una hilera de coches, furgonetas y camiones en doble y triple fila, subidos a las aceras, sobre los pasos de cebra y frente a los vados ponían a prueba los nervios de conductores y transeúntes en la manzana de la calle Tomás Higuera. Entre insultos, los vecinos miraban de reojo a ambos lados para buscar cualquier hueco donde dejar sus vehículos. Aunque alguno que otro empleaba a fondo la bocina para intentar escapar del laberinto de motores en el que había quedado encerrado. "Siempre igual. Cuando consigues aparcar, llega un gracioso y te tapa el paso", protestaba Ramón en su sexta maniobra.

"Estamos como en la selva y aquí cada uno se busca la vida como puede", explicaba Mariano camino de su casa. "Tengo media hora para comer y no puedo perder más el tiempo buscando un sitio, más que nada porque sé que no lo voy a encontrar". De nada ha servido la amenaza de llamar a la grúa. "Como tengan que multar a todos los que estamos mal aparcados van listos", sonreía.

La vista gorda

A escasos metros, en la calle Florentino Ballesteros, la policía de barrio analizaba la situación. "Hacemos la vista gorda. Aparcar en Las Fuentes es imposible a cualquier hora del día y siempre vemos coches y camiones subidos en las aceras y pasos de cebra. Es inevitable", comentaba un efectivo. Las horas punta, al mediodía y a última hora de la tarde, son un auténtico infierno, tal y como aseguraron los padres de un colegio cercano. "No hay ni un hueco de acera libre, así que aparcamos en doble fila, estorbándonos unos a otros". Luis Angel no lo ha pensado dos veces y ha estacionado su vehículo sobre un paso de cebra. "No me queda otro remedio, aunque estoy siempre pendiente de la policía, porque por aquí se hinchan a poner multas". Algo que compartieron la mayoría de infractores, quienes aseguraron que más de una vez se han encontrado con la sorpresa en el parabrisas.

En San José, el mismo escenario. Los vehículos se agolpan en los alrededores de la plaza Reina Sofía y encontrar un espacio libre es imposible a cualquier hora. "Si no tienes garaje, aquí no eres nadie", manifestó un vecino. "Y como hay tan pocos, están por las nubes. Ninguno baja de los tres kilos".