Hincar una tubería es un proceso muy lento. Empujar poco a poco las piezas mediante un gato hidráulico no permite grandes avances, según el ingeniero José Antonio Coronas. Si no aparece roca en el terreno que se está perforando puede progresarse a un ritmo de unos cinco metros al día. Pero si sale roca, el descenso es fulminante: apenas se hinca un metro diario. Cuando se ha horadado el terreno, los obreros entran en el tubo y sacan la tierra al exterior. El tamaño de la infraestructura permite que entre dentro una pequeña excavadora que agiliza mucho el trabajo. La longitud de la hinca es muy variable. La que se ha ejecutado bajo la carretera nacional II mide cerca de 60 metros. Hay otra para el AVE que mide el doble.