El edificio que ahora se llama Torres Quevedo fue diseñado a finales de los años 70 por un arquitecto del Ministerio de Educación que ni los más veteranos del CPS recuerdan. De lo que sí se acuerdan es de que la primera piedra no se puso hasta el 82 y poco después quebró la empresa constructora, por lo que las compañías subcontratadas asumieron la obra, que sufrió algunos parones y un presupuesto que se disparó desde los 800 millones de pesetas de entonces hasta los 1.200 en los que al final se facturó la obra. "Se quiso hacer deprisa y así salió", lamentan en la universidad.