Los partidos políticos aragoneses abogaron ayer por mantener la tensión y "redoblar esfuerzos" para que los pasos ferroviarios transpirenaicos del Vignemale y del Canfranc sean realidad, después de que la cumbre bilateral hispano-gala se cerrara con una apuesta tibia por el primero y sin compromisos para el segundo. La DGA vio "positivo" que se haya encargado un estudio sobre el túnel de baja cota, aunque lamentó la falta de firmeza de los gobiernos.

El jueves se celebró una cumbre España-Francia en Carcasona y en la reunión de ministros de Fomento se acordó elaborar a lo largo del año 2004 los estudios de trazado, viabilidad, tráficos y funcionalidad del Vignemale (túnel ferroviario de baja cota en el Pirineo central). Pero si bien el Gobierno español reiteró su apoyo a la reapertura del Canfranc, Francia se descolgó del compromiso que adquirió en el 2002 de tener lista la línea internacional en el 2006.

Para Marcelino Iglesias, presidente aragonés, la cumbre fue "insatisfactoria", porque si bien hubo un pequeño avance con el Vignemale el resultado final fue "insuficiente". El presidente indicó: "No hay que desanimarse". Y confió en que tras las elecciones (catalanas y regionales francesas) las cosas cambien.

El consejero de Obras Públicas, Javier Velasco, dijo que el túnel de baja cota "ha dado un salto importante", porque ha pasado de no estar considerado por los gobiernos a incluirse en las cumbres y ser objeto de estudios inmediatos. Destacó la importancia de que Madrid mantenga su compromiso con el Canfranc, informó Europa Press .

Gustavo Alcalde, presidente del PP aragonés, indicó: "Ha habido un avance. No tan rápido como nos hubiera gustado, pero un avance". Y abogó por ser "optimistas" y aunar esfuerzos para lanzar los proyectos.

Chesús Bernal (CHA) calificó de "decepcionantes" los resultados de la cumbre, porque no hubo compromisos sobre fechas. Javier Allué (PAR) apostó por "redoblar esfuerzos" para lograr que estas infraestructuras vayan adelante. Adolfo Barrena (IU) opinó que los resultados de la cumbre son fruto "de la actitud frentista" del Gobierno de Aznar.