La Campaña Vida Sin Tabaco llega en su segunda edición a Zaragoza con un claro objetivo, facilitar al fumador el abandono de esta dependencia. Durante cinco días, desde ayer hasta el 15 de noviembre, una carpa instalada en el paseo de Sagasta estará abierta al público que desee dejar de fumar.

Allí, personal sanitario realizará a los visitantes diversos tests y pruebas médicas con el fin de evaluar su grado de dependencia. Además, se les ofrecerá información y consejos prácticos.

Según explicaron los organizadores, el 70% de los fumadores quiere dejarlo, pero no puede por sí solo. Para ello, se requiere muchas veces apoyo médico, terapéutico y, a veces, psicológico.

En Aragón, el 35% de la población mayor de 15 años fuma habitualmente, según datos de la Encuesta Nacional de Salud del 2001. Se trata de una adicción que provoca unas 55.000 muertes en España y 5 millones en el mundo.

Cifras como éstas han movido a Novartis Consumer Health y al Comité de Expertos para una Vida sin Tabaco, a organizar la II Campaña Vida Sin Tabaco , que este año incluye Zaragoza, tras el éxito del año pasado en Madrid y Barcelona.

Esta campaña es una de las primeras iniciativas de este tipo en España con carácter itinerante. Su objetivo es divulgar la necesidad de reducir el consumo, que ocasiona a Sanidad unos gastos anuales de 3.700 millones de euros.

Estudios científicos demuestran que el tabaco es una droga con mayor poder adictivo que la cocaína o la heroína, según precisan los organizadores de la campaña. De hecho, agregan, cada día intentan dejar de fumar en España 9.000 personas, de las que tan sólo 300 siguen abstinentes al cabo de un año. De ahí que para luchar contra esta dependencia sea necesario poner a disposición del fumador información práctica y apoyo médico y terapéutico adecuado, explican.

Tests gratuitos

La Campaña tiene como objetivo facilitar esa ayuda y quienes visiten la carpa podrán realizar el llamado Test de Fagerstrom , que mide el nivel de dependencia de una persona, y el Test de Richmond , que evalúa el grado de motivación para dejarlo, es una herramienta para valorar si la persona está preparada para hacer un serio intento de abandono.

Además, a las personas que acudan a la carpa se les podrá realizar, también de forma gratuita, una coximetría, análisis que mide los niveles de monóxido de carbono (CO) en el aire expirado por el fumador.

Es una prueba cuyo valor no es solamente diagnóstico, sino también terapéutico, explican los organizadores de la campaña. De hecho, algunos estudios médicos han puesto de manifiesto que la coximetría consigue que el 25% de los fumadores deje el tabaco y que esa posibilidad se multiplica cuando la prueba se acompaña de información.

El monóxido de carbono que absorbe el fumador a través de sus pulmones contribuye a la acumulación de grasa en la pared arterial, lo que dificulta el paso de la sangre. Además, obliga al corazón a trabajar más, ya que debe bombear la sangre con menos oxígeno.

Cuando la persona deja de fumar, su nivel de monóxido de carbono se iguala en unas 48 horas al de un no fumador. La sangre, entonces, recupera la capacidad perdida para transportar oxígeno, lo que lleva consigo, entre otros beneficios, la mejora de su capacidad física.