En caso de incendio, un párking subterráneo puede convertirse en una trampa mortal. Y ayer se prendió fuego el aparcamiento que la empresa Vinci Park España posee bajo la plaza de Salamero, en pleno centro de Zaragoza. Solo que las llamas eran simuladas, el humo, ficticio y las víctimas, un grupo de empleados ansiosos de aprender cómo hay que actuar para evacuar los sótanos en un tiempo récord y evitar una tragedia.

"Nuestra misión --dijo uno de ellos al término del ejercicio-- era salvar al mayor número de personas conduciéndolas al exterior". Para ello tuvieron que bajar desde el puesto de control hasta una planta donde se había disparado la alarma antiincendio, localizar a los automovilistas desorientados por el humo y la oscuridad y sacarlos sanos y salvos a la calle a través de galerías y escaleras.

El Curso de intervención de emergencia en aparcamientos subterráneos , impartido por expertos de la Escuela de Bomberos y por el Ayuntamiento de Zaragoza, enseña cómo reaccionar en situaciones extremas.

"No descuidamos nada", indica Carlos Bonafonte, director de la Escuela de Bomberos. "En el curso se adiestra a los alumnos en el manejo de los medios antiincendios activos y pasivos: extintores, mangueras, rociadores, detectores... Se hacen prácticas a oscuras y en locales llenos de humo. Y, de paso, se descubren y corrigen los fallos que puedan existir en los sistemas de control de incendios".

Situación límite

"La evacuación de un párking subterráneo --explica Bonafonte-- presenta un elevadísimo nivel de dificultad. Es una de las peores situaciones que se pueden presentar, pues un vehículo en llamas origina a razón de 20 metros cúbicos por segundo de humo altamente tóxico al arder el combustible, los neumáticos, las tapicerías y el resto de los componentes. En un minuto y con las llamas pasando de coche en coche, el subterráneo se convierte en un infierno".

Las instalaciones de Vinci Park en la plaza de Salamero pueden dar una idea bastante aproximada de la complejidad de un rescate en una situación de emergencia.

Con tres sótanos, 760 plazas de aparcamiento, galerías de más de cien metros de longitud y 19.000 metros cuadrados de extensión, "todo tiene que estar previsto para que los empleados reaccionen sin pérdida de tiempo y minimicen los efectos del incendio", en palabras de José Antonio Sánchez, presidente de la empresa. En total, 24 operarios de los 28 párkings que Vinci posee en España asisten al curso de la Escuela de Bomberos.

"En un simulacro de este tipo --apunta Bonafonte-- se pone de manifiesto la importancia de que los párkings cuenten con personal preparado para hacer frente a un incendio, pues lo normal es que los clientes se bloqueen y no sepan cómo reaccionar".

"Es angustioso", señaló una de las víctimas al término del ejercicio. "No ves nada, no sabes dónde estás y es fácil ponerse histérico".

En principio, el simulacro debía realizarse con humo auténtico. Pero se optó por vendar los ojos de las víctimas y por proveer de máscaras con filtros borrosos a los empleados encargados del rescate, "para no asustar a los usuarios ajenos al simulacro".