Más de mil kilómetros se recorrían, cada fin de semana, el matrimonio compuesto por M.M. y J.L. para ir a ver al pequeño, cuando tan sólo tenía unos meses de vida, al centro Materno Infantil de Oviedo. Los viajes desde Huesca hasta Asturias no resultaban fáciles porque, a medida que pasaba el tiempo, se establecía una relación afectiva cada vez más fuerte con el menor, y resultaba cada vez más duro hacer el recorrido de vuelta a casa sin él. Cuando el niño cumplió su primer año, el matrimonio logró la preadopción. Ahora que tiene 7 años y medio, no se imaginan la vida sin su hijo. Todos los informes de los equipos de psicólogos que han realizado el seguimiento del pequeño, tanto de Huesca como de Asturias, avalan su buena evolución y la plena integración con su familia preadoptiva.

"Yo, por mi hijo, daría todo y más", comenta su madre preadoptiva, M.M., que no puede evitar emocionarse al hablar del pequeño. Tanto ella como su marido sólo se plantean que "prime por encima de todo el interés de mi hijo" y, por ello, han colaborado con los organismos oficiales facilitando los encuentros con la familia biológica. Sin embargo, aseguran que aprecian un cambio brusco en la conducta del niño cada vez que ve a sus abuelos paternos. El niño, que habitualmente es muy sociable, se vuelve más retraído y hosco y hasta en el colegio han constatado un menor rendimiento escolar. "Nosotros nunca nos opusimos a que hubiera un acercamiento con sus abuelos y que supiera cuáles son sus raíces. Incluso planteamos a sus abuelos que podíamos llevarle a pasar las temporadas de verano y vacaciones a Asturias para que hubiera una auténtica relación, pero sólo querían que fuera a vivir con ellos", expone la madre.

El matrimonio no logra comprender cómo la familia biológica está dispuesta a sacar al menor de su ambiente para reintegrarlo de nuevo a un centro de acogida. "Es impensable que él que ha salido de un centro de acogida tenga que volver de nuevo ahí, una vez que ya está integrado con su familia, para ir a vivir con unas personas a las que no conoce. Sería destrozar la vida de mi hijo y lucharé por él hasta donde haga falta y más", dice M.M. entre sollozos.