Había indicios de que en Calatorao existió una mezquita hace muchos siglos, pero nadie sabía su ubicación concreta ni datos reales sobre ella. Hasta que, después de visitar una sencilla mezquita en Torrellas, algunos miembros de la asociación Barbacana empezaron a hacer comparaciones entre el edificio de su propia sede social y este lugar de oración descubierto en tierras del Moncayo.

La similitud de un arco, que luego resultaría ser el mihrab , dio la primera pista. A partir de aquí, se buscaron otras señales y no tardó en encontrase una pared con grafitis que representaban el árbol de la vida y minaretes de otras mezquitas; pinturas al fresco con motivos vegetales; vigas talladas con símbolos y otras decoraciones relacionadas con esta religión.

La confirmación definitiva sobre la existencia de la mezquita vino de la mano de un profesor de la Universidad de Zaragoza especialista en arte musulmán, Bernabé Caballero quien, en los próximos meses dirigirá los primeros trabajos de estudio y restauración de los restos hallados.

"El profesor identificó el arco, orientado hacia La Meca, y la estructura como una dependencia única sujeta a un pilar central", explica Antonio Pérez, de Barbacana. Junto a esta sala de oraciones habría otra dependencia, donde se encontraron las pinturas, destinada al aprendizaje del Corán. Este espacio es conocido con el nombre de madrasa y completa el edificio junto con otra sala donde se guardarían un ejemplar del libro sagrado musulmán y otros elementos relacionados con la oración.

Bernabé Caballero data esta construcción entre los años 1380 y 1410, época a la que también corresponden las mezquitas de Torrellas y Tórtoles. Los tres edificios se caracterizan por su sencillez y pobreza, algo que les sitúa en el periodo de decadencia de la población musulmana. Concretamente, en Calatorao se contabilizaban unas 38 familias musulmanas en aquella época.

Tras la Reconquista, este edificio pasó a ser un Hospital de Peregrinos. Debido a esta nueva finalidad se dividió la construcción en dos plantas, estructura que se ha mantenido hasta la actualidad aunque destinando la parte superior a una vivienda. Mientras tanto, la planta baja era utilizada como almacén municipal hasta que la asociación cultural Barbacana empezó a usar este edificio, propiedad del ayuntamiento, como sede del colectivo.

La Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) ha destinado recientemente 50.000 euros para los primeros trabajos relacionados con la aparición de los restos de la mezquita, que en principio consistirán en realizar excavaciones arqueológicas y en documentar todo el material encontrado. Puede que este proceso traiga alguna sorpresa más, ya que no se descarta que este sencillo y pobre edificio se construyera sobre otro de más valor histórico y arquitectónico.