El cambio de director de la Academia General Militar de Zaragoza (AGM), llevado a cabo ayer en un acto de gran solemnidad, se produce en un momento de profunda incertidumbre ante la próxima remisión a las Cortes de la Ley de la Carrera Militar, que entraña una reforma profunda del sistema docente en el ámbito castrense.

Sin embargo, ni el general director saliente, Ignacio Martín Villalaín, ni el entrante, Juan Antonio Álvarez Giménez, hicieron referencia a este hecho en los discursos que pronunciaron en el patio de armas de la Academia.

En principio, según el borrador de la nueva normativa, la AGM se transformará en un campus universitario en el que se impartirán cursos de segundo ciclo. Además, el centro de enseñanza militar estará adscrito a la Universidad de Zaragoza y expendirá títulos de grado válidos en la vida civil.

Este hecho y la ausencia de la estatua ecuestre de Francisco Franco, que fue retirada por una grúa a finales de agosto, marcaron la jornada de ayer en la Academia.

De hecho, el desfile que puso final al acto de relevo en el mando ya no se celebró ante la figura del dictador, sino ante la bandera española que ha sido colocada en su lugar. En el mismo emplazamiento se situó el palco de autoridades, presidido por el jefe del Mando de Adiestramiento y Doctrina, Manuel Ramón Bretón Romero.

Martín Villalaín afirmó que sus casi tres años al frente de la institución habían sido "un tiempo intenso", mientras que su sucesor, Álvarez Giménez afirmó que el nuevo puesto supone para él un motivo de "gratitud, orgullo y compromiso".

"Pondré el acento en aquellas virtudes que, a mi juicio, definen con mayor precisión nuestro particular estilo de vida: la disciplina, la lealtad y el amor a las tropas", aseguró el nuevo responsable de la Academia, que al igual que su antecesor es general de brigada.

Dirigiéndose a los cadetes que formaban en el patio de armas del recinto castrense, Álvarez Giménez dijo que su vocación militar les convierte en "poseedores de un activo importantísimo, no del todo comprendido por algunos, pero envidiado por todos". Además, el nuevo responsable insistió en que la formación moral de los cadetes debe complementarse con una sólida preparación intelectual.

En la actualidad, en torno a 650 alumnos estudian en las aulas de la Academia General Militar, que constituye el principal centro de enseñanza del Ejército de Tierra.