Volvería a hacerlo, pero estoy algo arrepentido de lo que he hecho", aseguró ayer a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN José Enrique M. L., el joven zaragozano que el pasado lunes, en compañía de un hermano menor de edad, apaleó a su padre después de que éste hubiera apuñalado y dejado malherida a su madre en la calle de Bellavista, en el barrio de San José. "Actué movido por la rabia, sin tiempo para pensar lo que hacía, pues mi madre se estaba desangrando en la acera", relató.

José Enrique reconoce que guarda "rencor" a su padre, que se encuentra ingresado en la UCI del Clínico con traumatismo craneoencefálico. "Desde que se separó de mi madre, hace diez años, nos ha hecho la vida imposible a toda la familia, a ella sobre todo", afirmó.

Sin embargo, está dispuesto a ir a ver a su progenitor al hospital "en cuanto sea posible". "Ahora no se puede, primero por su estado y segundo porque está custodiado por la Policía", agregó el joven, de 25 años.

LIBRE CON CARGOS El día de los hechos, José Enrique y su hermano, de 17 años, bajaron a la calle sobre las siete menos veinte de la mañana, alertados por los gritos de socorro de su madre, a la que su exmarido, Enrique M. S., de 59 años, acababa de pinchar con un cuchillo en el cuello. "Mi madre estaba de pie, sujetándose el cuello con una mano, y mi padre estaba junto a ella", recuerda Quique, como le llama su familia. "Traté de detenerlo, pero entonces él intentó golpearme y fue cuando mi hermano y yo nos enzarzamos con él", indicó.

Durante el forcejeo, Enrique M. S. cayó al suelo "y se dio un golpe en la cabeza contra las baldosas", aseguró José Enrique, que niega que él y su hermano se liaran a pegar patadas en la cabeza a su padre. "Pienso que algunos hubieran rematado la faena, pero a nosotros ni se nos pasó por la cabeza, solo queríamos repeler una agresión", declaró.

En estos momentos, José Enrique todavía no ha pasado a disposición judicial. La Policía lo interrogó y lo puso en libertad con cargos, dado que podría ser responsable de un delito de lesiones graves en la persona de su progenitor. Su hermano fue puesto en libertad sin cargos por el fiscal de Menores.

José Enrique, que es pintor y alicatador, se siente apoyado por su familia y sus amigos y está convencido de haber obrado correctamente. "Mi madre se ha sacrificado por mí y ella se merece que nosotros nos sacrifiquemos por ella", dijo. Y añadió: "¿Quién no haría por su madre lo que yo hice en una situación tan grave?".

"CALUMNIAS" Su madre se halla fuera de peligro, pero José Enrique considera que la agresión que sufrió, la última de una larga cadena que incluía insultos, calumnias y vejaciones, le ha llevado a un punto sin retorno en las relaciones con su padre. "No hay perdón para lo que ha hecho", afirmó tajantemente.

Lo sucedido ha servido para que viera las cosas más claras. "En el barrio ha habido gente que nos ha hecho mucho daño con sus comentarios falsos y malintencionados", señaló. "Se ha dicho que mi madre iba al bingo y a bailar, pero eso es lo mínimo que se merece una mujer que se ha desvivido por sus cuatro hijos", subrayó.

Además", agregó, "no sé qué han querido decir los que acusan a mi hermano de esconderse por los supermercados, pero, sea lo que sea, es una calumnia". Tampoco es cierto, apuntó, que su madre hubiera desatendido su educación y la de su hermano. "Al contrario, pese a que trabaja muchas horas como limpiadora, nunca se ha desentendido de nosotros, nunca", enfatizó.

En estos momentos, José Enrique está en paro, pero pronto empezará a trabajar como albañil. El episodio de violencia doméstica vivido en su hogar ocupa todos sus pensamientos y quiere que su experiencia sirva para algo.

"Me gustaría que se endurecieran las leyes con los maltratadores y que las mujeres maltratadas cuenten con más medios de protección, para evitar lo que le pasó a mi madre", manifestó.