El cambio climático es "una realidad" y llevará consigo aumento de temperaturas, precipitaciones más escasas e irregularmente distribuidas y fenómenos extremos de sequía y tormentas. Ante eso, es necesario adaptarse y replantearse las demandas y los modelos económicos, pues mientras aumentan las exigencias de agua, disminuyen los recursos hídricos. Aragón --que reclama hace décadas obras de regulación que ahora se está replanteando-- debe hacer frente a estos hechos y reorientar tanto su política agrícola como su planificación hidrológica.

Fueron consideraciones compartidas por expertos y autoridades en la jornada inaugural del V Congreso de la Asociación Española de Climatología, que comenzó ayer en Zaragoza y se prolongará hasta el jueves. El secretario general para la Prevención de la Contaminación y el Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, el consejero de Medio Ambiente de la DGA, Alfredo Boné, y el máximo responsable del encuentro y presidente de la citada asociación, José María Cuadrat, se refirieron a la gravedad de los efectos del cambio climático y a la necesidad de analizarlos en profundidad para poder afrontarlos con garantías.

"Aragón debe conocer los escenarios regionalizados del cambio climático y adaptarse a ellos. Por ejemplo, orientando la agricultura a especies que soporten mayores temperaturas y tengan menos necesidades hídricas", comentó el alto cargo del Estado. En resumen, dijo: "Hay que prepararse para un escenario con menos disponibilidad de recursos hídricos, llevando a cabo un uso más racional y eficiente del agua". En esa línea, añadió, las políticas del ministerio plantean que cada cuenca use sus recursos propios, "sin recurrir a trasvases" e impulsando "la desalación y la reutilización".

Estas apuestas chocan con las históricas reclamaciones aragonesas de que haya una mayor oferta de agua (construyendo los embalses pendientes), unas peticiones que ahora mismo están en revisión y que han supuesto ya el descarte de algunas presas pendientes y la reducción de otras.

El consejero de Medio Ambiente de la DGA señaló, al respecto, que en Aragón "se han dado pasos muy importantes", abriendo "una senda de diálogo" sobre los embalses pendientes "y aprendiendo de los errores del pasado". Boné admitió que es complicado conjugar, por ejemplo, el hecho de que cada vez haya menos precipitaciones --y sequías más duras-- con la construcción de obras de regulación. "Históricamente no ha habido suficiente previsión", lamentó el dirigente.

José María Cuadrat consideró que Aragón debe plantearse si su modelo de desarrollo es adecuado. "Las necesidades crecen de forma extraordinaria y la disponibilidad del recurso no puede crecer al mismo ritmo", comentó. Y apostó por aplicar la Directiva Marco del Agua de la UE.