"¿Es el 112? ¡Quiero dar aviso de un accidente entre un camión y una furgoneta de mercancías peligrosas en la AP-2, en la salida de Zaragoza hacia Barcelona!" Así puede comenzar la gestión de un choque entre un camión y una furgoneta que transportan productos inflamables o corrosivos. Y así se hizo saber en el simulacro de un siniestro de este calibre que ayer se desarrolló en la capital aragonesa.

Cerca de 50 personas, entre bomberos de Zaragoza, policías locales y agentes de Protección Civil, participan en el ajetreado acto bajo un sol que no da tregua. La cisterna del camión empieza a verter el líquido inflamable --peróxido, pero ayer era agua-- que transporta por la brecha causada al chocar con la furgoneta. El 112 avisa a la Guardia Civil, que se ocupa, en primer lugar, de averiguar si hay heridos y cuál es el contexto en el que tendrán que trabajar. Y después, se avisa a los Bomberos, explica el sargento Meléndez.

"Lo que más nos preocupa son las personas involucradas en el accidente y las que puedan ser víctimas", explica Antonio Jesús García, suboficial del Cuerpo de Bomberos de Zaragoza. Una vez en el lugar del accidente, estudian la peligrosidad de los productos químicos. En estos casos, la empresa cargadora del producto tiene que enviar un consejero de seguridad que lo conozca bien para poder indicar a los equipos de intervención cómo tratarlo. Simulacros como este no son muy habituales en Aragón, de hecho, este es "el primero que se hace con la coordinación conjunta de los equipos de intervención y los responsables de seguridad", explica Javier Saez, presidente de la Asociación de Consejeros de Seguridad de Aragón. El objetivo de este experimento es analizar la gestión en situaciones críticas y ver "qué es mejorable", apunta-.

Los bomberos retiran primero los materiales de la zona que puedan arder y, después, taponan la fuga de la cisterna. Mientras, la Guardia Civil se encarga de cerrar la carretera al tráfico y de crear vías alternativas para los coches y para que los equipos de emergencia puedan entrar en la zona. Tras recoger el líquido contaminante del suelo con equipos especiales, los bomberos esperan a que llegue otra cisterna a la que se trasvasará lo que queda del peróxido en la accidentada. Hay que mantener la sangre fría para no cometer errores.

Antes de mover el camión fracturado hay que vaciarlo y, una vez hecho esto, una grúa--que ayer no intervino-- remolca la cisterna. Entonces entra en acción la excavadora, que se llevará la tierra contaminada por el peróxido a una zona de tratamiento específica. El simulacro se incluye dentro de las acciones que el Observatorio de Medio Ambiente que aúna al Gobierno aragonés, a la CREA, CEPYME, CC OO y UGT, desarrolla en pro de la protección ambiental. Un aplauso para los actores, porque todo ha salido perfecto.