Mariano Rajoy recordó a su compañero de partido Manuel Giménez Abad, asesinado en Zaragoza por ETA el 6 de mayo del 2001. Su muerte ha vuelto a la actualidad tras la excarcelación de David Plá y Aitor Lorente, dos etarras detenidos en la capital aragonesa diez meses antes del crimen y que habían realizado seguimientos a políticos aragoneses. La muerte de Giménez Abad es uno de los pocos asesinatos cometidos por ETA que continúa sin esclarecerse.

El presidente del PP nacional dijo que le dolía "especialmente" la puesta en libertad de los dos terroristas, acordada el pasado martes por el magistrado de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, al no encontrar pruebas definitivas de su presunta implicación en el asesinato del presidente del PP aragonés, Manuel Giménez Abad. Rajoy, sin embargo, también respetó la decisión del magistrado, por lo que no quiso entrar a valorar si ésta era correcta. Pero pidió todos los esfuerzos para que se trabaje para conseguir dar con los autores materiales e instigadores de este crimen.

CUMPLIMIENTO DE PENAS Sobre la excarcelación, zanjó: "Ha habido sus recursos, ha habido sus polémicas y yo lo único que pido es que se siga investigando hasta el final y quienes hayan cometido el atentado cumplan las condenas que tienen que cumplir". Con un discurso más moderado y menos beligerante que el que la plana mayor del partido utiliza para hablar del proceso de paz abierto con ETA por parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Rajoy no olvidó criticar las posibles ventajas que reciban los presos de ETA en un posible episodio de la negociación abierta.

"Estamos en un curioso debate en España que consiste en que el que pasa a cumplir la ley se le premia, cuando es lo que se tiene que hacer. Si usted va por carretera, tiene que circular por la derecha y, si circula por la izquierda, se le multa y cuando alguien circula por la derecha, como es su obligación, no se le premia. Pues lo mismo pasa con los etarras. Si usted deja de matar, pues bueno, estaremos en una situación distinta, pero ¿por qué le vamos a dar un premio?. Esto parece una broma".

De la misma forma, definió el final de la huelga de hambre que ha llevado al etarra José Ignacio de Juana Chaos --uno de los más sanguinarios de la historia de la banda-- a estar 63 días sin comer, como un chantaje de Batasuna al Gobierno, que lo ha aceptado.