La mayor parte de los edificios que está rehabilitando el Ayuntamiento de Zaragoza en los últimos años se destinarán a prestar servicios públicos. Culturales, como en el caso de los museos del Fuego y en la ampliación del Pablo Gargallo, administrativos, como el Seminario, o ciudadanos, como las ludotectas, centros para jóvenes y bibliotecas.
La casa Soláns será de los pocos inmuebles cuyo uso esté al margen de la visita habitual de los zaragozanos. De forma provisional, se utilizará como sede del Secretariado Internacional del Agua.
A oficinas se destina también el inmueble de mayor envergadura que se está rehabilitando, el Seminario. Sin embargo, además de ser el lugar de trabajo de un millar de funcionarios municipales, tendrá también mostradores de atención para las gestiones del ciudadano. La harinera de San José se convertirá en un espacio dedicado a los jóvenes y la vieja azucarera, muestra también de la arquitectura industrial, tendrá también una clientela similar, atraída por la biblioteca tecnológica. Fuenclara aún no tiene destino.