Rara es la semana en que no se produce un accidente en la intersección de Sagasta con el paseo de Cuéllar y la plaza de Diego Velázquez, en el acceso al barrio zaragozano de Torrero. El pasado lunes una mujer de 76 años murió arrollada en ese punto, sobre el mismo paso de peatones. Pero se trató de un "siniestro atípico", según la Policía Local, que señala que la cuesta de Cuéllar es más proclive a registrar colisiones y salidas de vía, sobre todo en dirección de subida.

"Todas las semanas hay accidentes, es un punto muy peligroso", confirma Luis Bayona, que regenta una carnicería junto al paso de cebra. "Una vez, un Peugeot 205 se estampó contra la valla del parque Pignatelli, y en otra ocasión un Audi se echó encima de un auto que estaba aparcado en la esquina", recuerda.

Todas las personas que transitan por ese lugar, donde el paseo de Sagasta describe un brusco giro a la izquierda, han presenciado algún incidente, ya sea como peatones o como conductores.

Brusco estrechamiento

"Los autobuses no tienen espacio, invaden el carril de la izquierda, y los coches pasan rozando el bordillo de la jardinera para esquivarlos", explica el taxista Miguel, que habla "por propia experiencia".

Al doblar de repente a la izquierda, el paseo de Sagasta se estrecha bruscamente y los conductores se presentan sin apenas visibilidad en el paso de peatones donde ocurrió el atropello mortal, que además está oculto por unos arbustos.

"Las madrugadas del fin de semana es de pánico", comenta el representante comercial Luis Ángel Campos. "Los conductores suben bebidos, a toda pastilla, y cada dos por tres derriban la valla que protege la acera", explica.

A plena luz del día y entre semana, las cosas mejoran, pero no mucho. "El semáforo de incorporación al paseo de Cuéllar desde Ruiseñores se pone naranja, y más de una vez los coches te dan un susto cuando estás cruzando el paso de cebra con la luz verde para los peatones", comenta José Antonio Gascón, que pasa a diario por el punto negro.

Algunos peatones reclaman que se coloque una isleta elevada en el centro del paso de cebra, que es muy largo y en el que solo disponen de 50 segundos para ir de un lado a otro.

De forma no tan casual, ayer se produjo otro atropello en el paseo de Sagasta, a solo cien metros del ocurrido el lunes. Afortunadamente, en este segundo accidente solo se registraron lesiones leves.