Mantener en buen estado los montes de Peñaflor costará durante el próximo año unos 300.000 euros a las arcas municipales. Son los que se invertirán en limpieza, prevención de incendios, replantación, tratamientos fitosanitarios y lucha contra la oruga procesionaria (con la ayuda de avionetas cuyo coste asciende a 32.000 euros anuales), entre otras intervenciones.

Conscientes del valor ambiental de este pulmón verde, que cuenta con casi 4.000 hectáreas cubiertas de pinos, sabinas, lentiscos, ginestras y tamarices, la Alcaldía de Peñaflor, en colaboración con la Concejalía de Medio Ambiente, ha centrado sus esfuerzos de los últimos años en reforzar las labores de mantenimiento y repoblación.

El objetivo fundamental es prevenir los incendios con un buen programa de limpieza y regenerar la superficie con plantaciones anuales de más de 2.000 ejemplares. "La limpieza es fundamental para prevenir incendios. Durante todo el año dos operarios municipales se encargan de quitar las bajeras de los pinos (las ramas que crecen en la parte inferior) y todo lo seco, para minimizar el riesgo de propagación en caso de que se declare un fuego", explica el alcalde del barrio rural, José Andrés Pescador.

Los dos trabajadores de la Unidad de Montes cuentan este invierno con la ayuda de otros cuatro jóvenes contratados gracias a un convenio firmado entre el Imefez (Instituto Municipal de Empleo y Fomento Empresarial, dependiente del Ayuntamiento de Zaragoza) y el Inaem (Instituto Aragonés de Empleo).

El trabajo que desarrollan se ve con solo caminar por los pinares, en la zona próxima a la ermita. Junto a cada ejemplar se amontonan las ramas retiradas por los operarios, a la espera de que en los próximos días llegue una máquina trituradora que las deshaga.

Prevención

Esa labor, junto con la retirada de las basuras y las malas hierbas secas que se esparcen por el suelo, constituye la labor principal de estas personas. Aunque de cara a la prevención de incendios se desarrollan otra serie de intervenciones paralelas, como mantener despejados los kilómetros y kilómetros de caminos que cruzan los montes ("que actúan de cortafuegos", apunta el alcalde) y rellenar las dos balsas creadas de propio para almacenar agua en la que repostan los helicópteros y los camiones de Bomberos.

De hecho, para el próximo año, está prevista la construcción de una tercera balsa junto al vedado y la creación de una nueva atalaya desde la que vigilar el monte en toda su extensión. "Después de dos años realizando un trabajo profundo de saneamiento de la vegetación y recuperación del arbolado, vamos a trabajar ahora en la prevención contra incendios", puntualizó la concejala de Medio Ambiente, Lola Campos (PSOE).

Aunque en los últimos años apenas se han registrado fuegos en el monte, no se quieren escatimar esfuerzos en infraestructuras y desde la concejalía han rediseñado el acceso al pinar para dotarlo de un aparcamiento en el que los visitantes dejen el coche para ir a recorrerlo después caminando o en bicicleta.

"Queremos que sea un recibidor del ciudadano, al estilo del que existe en los Galachos de Juslibol, donde se deje el vehículo privado para evitar así la llegada masiva de personas al monte y reducir los riesgos", añadió la edil Lola Campos.

En ese punto se podría crear un centro de interpretación de la flora y fauna de los pinares donde explicar al visitante las características de cada ejemplar. No obstante, todavía habrá que esperar unos meses antes de ver este proyecto convertido en realidad.