El nivel de reservas de la cuenca del Ebro ha vuelto, tras dos años de sequía, a situarse en los niveles cercanos a la media de los últimos cinco años. Sin embargo, la mejoría de la cuenca no es general, ya que, mientras algunos embalses de la margen izquierda --como El Grado-- ya han tenido que verter agua ante la imposibilidad de absorber más recursos, algunos ríos de la margen derecha siguen bajo mínimos.

Es el caso del Piedra, cuyo caudal en Carenas era ayer por la tarde apenas un tercio del mínimo necesario para garantizar el equilibrio ambiental y la calidad de sus aguas --circulaban 140 litros por segundo cuando requiere 140--. Lo mismo ocurría en el Martín a su paso por Híjar --le faltaban 90 litros para llegar a los 280 mínimos--. La situación era mucho más acusada en el tramo final del Matarraña, que circulaba por Nonaspe con 40 litros cuando el mínimo ecológico es de 350. Otros dos ríos llevaban poco margen sobre la demanda mínima: el Huerva llevaba en Mezalocha 140 litros cuando requiere 110 y el Pena añadía 20 a los 50 necesarios para garantizar su calidad en Valderrobres.

Según el parte semanal de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), los embalses de la cuenca acumulan unas reservas de 4.401 hectómetros cúbicos, lo que supone un 59,41% del total. Supera el volumen del año pasado por estas fechas en 375 hectómetros --agua suficiente para cubrir el consumo urbano de la cuenca durante un año-- y se sitúa a solo 51 de la media del quinquenio 2001-2005. No obstante, esta cifra es inferior a la media de un lustro normal, ya que incluye dos años hidrológicos secos.

Por áreas, el mayor volumen está concentrado en la margen izquierda del Ebro, la que recoge, entre otras, las aguas procedentes del Pirineo. Los embalses de esta zona acumulan 2.568 hectómetros cúbicos cuando su capacidad de almacenamiento es de 4.581. Se hallan al 56,1%. En este área destaca el volumen acumulado en los mayores pantanos, caso de El Grado --384 hectómetros de 399--, Mediano --376 de 436--, Yesa --378 de 447-- o La Sotonera --171 de 189--.

Por el contrario, el eje del Ebro presenta un mayor porcentaje de llenado. Los cuatro embalses situados en la corriente principal de la cuenca acumulan 1.566 hectómetros cuando su capacidad es de 2.304, lo que supone el 68%. La mayor parte de ese agua se encuentra en los pantanos de Mequinenza y Ribarroja, que almacenan 1.338 hectómetros. Buena parte de ellos procede de las aportaciones que hacen al Ebro los ríos sin regular de ambas márgenes.

El pantano de cabecera de la cuenca se encuentra por debajo de las dos quintas partes de su capacidad. Contiene 210 de los 541 hectómetros que le caben.

La peor situación se da en la margen derecha, donde los embalses que suman la menor capacidad de almacenamiento --518 hectómetros-- presentan el menor nivel de llenado: 267 hectómetros, el 51,5%. Moneva, en el Aguas Vivas, con el 13% de la capacidad ocupada, es el pantano operativo más vacío del Ebro.