"Era impresionante. Unos vecinos en la calle, los de las plantas bajas, y los demás, en los balcones porque no podíamos bajar de tanto humo que había en las escaleras. Nos hemos congelado, la verdad, pero había que respirar". Así lo explicaba ayer por la mañana, Ana María, que este año es presidenta de la comunidad de vecinos que en la madrugada de ayer se vio sorprendida por una densa humareda.

La presencia de los bomberos les tranquilizó en gran medida. "En esta casa hay cinco plantas, y en las dos primeras hay nueve viviendas en cada una de ellas. Los bomberos desalojaron estos rellanos, pero no los superiores, y a través del portero automático nos indicaron que el fuego estaba controlado pero que no saliéramos y que permaneciésemos en los balcones. Y así hasta cerca de las cuatro de la mañana".

Un joven inmigrante, que también vive de alquiler, se esforzaba ayer por limpiar y adecentar la puerta de su casa y la entrada a la misma. "Voy a limpiar un poco, porque está todo negro. El hollín del humo se ha metido por todos los sitios, pero la escalera realmente está negra", decía mientras fregaba el suelo en chancletas y explicaba que el siniestro la sorprendió durmiendo. "Ha sido una noche movidita, pero de madrugada he agarrado el sueño", reconocía ya más tanquila y sin perder la sonrisa. La comunidad de vecinos pidió un parte de los hechos a los bomberos para avisar a la compañía de seguros. "Parece mentira que un televisor apagado sea capaz de tanto. Pero esto ocurre, y las teles cuando las dejamos en stand by se quedan con corriente eléctrica. Lo mejor es apagarlas del todo", decía el suboficial de Bomberos.