El Gobierno de Aragón consiguió ayer en las Cortes el trámite definitivo para aprobar los Presupuestos Generales para el año 2007, que por vez primera salen adelante sin aceptar enmiendas de la oposición. Tras varios meses de trabajo parlamentario, los dos partidos que apoyan al Gobierno (PSOE y PAR) aprobaron las cuentas presentadas por el consejero de Economía, Alberto Larraz, sin admitir ninguna de las 938 enmiendas que presentó la oposición (PP, CHA e IU). De hecho, en fase de ponencia solo se aceptaron las doce enmiendas del PSOE y PAR y una de Izquierda Unida que corregía un error puramente técnico.

La aprobación de las cuentas para el próximo año cobran un especial valor simbólico de la cohesión del Ejecutivo pues es la primera vez que se logra sacar adelante la inversión presupuestaria en año electoral. Para la oposición, el hecho de que no se haya aceptado ni una de las casi mil enmiendas presentadas indica el rodillo efectuado por el PSOE y el PAR. La ley de presupuestos es la única que solo puede presentar a un parlamento el Gobierno, y es la única en la que la aceptación de enmiendas no implica su ejecución.

Aragón contará el próximo año con 5.163 millones de euros, un 7,5% más que el año anterior, en unos presupuestos que crecen en educación y sanidad y tienen una mayor preocupación por lo social. Sin embargo, también hay elevadas cifras destinadas a la privatización de servicios y otras partidas son muy altas para empresas públicas cuyas cuentas no están sujetas al control parlamentario, según ha denunciado la oposición reiteradas veces.

El diputado socialista Antonio Piazuelo y el aragonesista Inocencio Martínez se felicitaron de la aprobación del presupuesto. Piazuelo afirmó que las enmiendas de PP y CHA no aportaban "nada" y únicamente se presentaban "como instrumentalización política con fines electorales".

El PP, por su parte, a través de Manuel Guedea, denunció "la ruptura del consenso" y el "continuismo" de unos presupuestos que no tienen toda la transparencia exigible a empresas públicas ya que éstas se escapan al control parlamentario. En la misma línea se expresó el diputado de CHA, Chesús Yuste, para quien las cuentas son "un cheque en blanco para el Gobierno". Yuste denunció además que son unos presupuestos "opacos". Por último, el portavoz de Izquierda Unida en las Cortes, Adolfo Barrena, no apoyó los presupuestos porque a su juicio son "derechizantes", privatizan servicios públicos y alertó de las pocas subidas presupuestarias para gastos sociales.