Estos son los escenarios de dos de los crímenes cometidos en el Pirineo oscense que años después continúan sin haber sido resueltos. La fotografía superior muestra la caseta de Arguís en la que el 2 de abril de 1991 fue encontrado el cadáver del guarda forestal Pascual Garrido. Tenía el abdomen abierto. El asesino --o los asesinos-- utilizó una motosierra para acabar con su vida. Abajo, el pozo de agua en el que fue hallado, con dos impactos de bala, el cuerpo sin vida de Carlos Viscasillas, vecino de Aínsa, el 31 de diciembre de 1995. Cuando fue localizado hacía ya tres días que había sido asesinado.