Las intervenciones de cirugía estética conllevan el mismo nivel de riesgo y las mismas complicaciones que cualquier otra operación. Y así lo ha manifestado en los últimos días la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Secpre), que ha pedido que no se banalice ni frivolice la aplicación de estas técnicas, después de la emisión de un programa televisivo en que se proponen cambios de imagen a una serie de concursantes.

Profesionales de la Secpre en Aragón han sido también unánimes al rechazar que la medicina se convierta en espectáculo, obviando además cuestiones como los riesgos que conllevan así como los aspectos médicos, psicológicos, psiquiátricos y científicos. Además critican que este tratamiento televisivo de una rama de la medicina crea "falsas expectativas" y puede ocasionar "frustraciones" en personas muy jóvenes o inmaduras psicológicamente.

El doctor Gustavo Cimorra, expresidente de la Secpre y hasta hace poco jefe del Servicio de Cirugía Plástica del hospital Miguel Servet de Zaragoza antes de dedicarse en exclusiva a su consulta privada, lamentó que en este tipo de programas se haga espectáculo con unas técnicas serias, científicas y muy demandas, que resultan útiles cuando se aplica y utilizan en su justa medida.

"En la tele todo parece muy fácil, de color de rosa y, sin embargo, no se incide en las complicaciones. Y eso debería mostrarse", explicó el facultativo en relación a la imagen que se traslada en estos programas.

El especialista recuerda que la tasa de mortalidad es de un caso por cada 250.000 intervenciones con anestesia general por lo que, aunque sea mínimo, tienen un riesgo, y lamentó además que no se advierta a los espectadores de que la multicirugía --varias intervenciones en el mismo acto quirúrgico-- multiplica los riesgos de forma considerable.

"Se está deformando la realidad, porque en el programa lo concentran todo para que la paciente en dos meses esté lista. Pero eso no puede ser. Es abusivo. Los riesgos de una vascularización se disparan", señaló al respecto.

Según el doctor Cimorra únicamente se podrían combinar dos operaciones como un implante de mamas y un estiramiento de piel del abdomen, pero nunca, por ejemplo, una reducción de mamas y una lipectomía --extirpar piel y grasa de un abdomen voluminoso-- porque ambas son cirugías muy sangrantes y obligarían a una autotransfusión.

OPERAR SIN BANALIZAR Miguel Ángel Rodrigo Cucalón, expresidente de la Secpre y el especialista que realizó el primer cambio de sexo en España, advirtió de que las operaciones de estética no se pueden elegir por "capricho" ni se deben banalizar, sino que deben tomarse asumiendo que pueden existir complicaciones, incluso en gente sana.

"La posibilidad de un paro cardiaco está ahí. Un paciente puede no saber que es sensible a un medicamento, y al aplicárselo la primera vez se sensibiliza, pero la segunda vez puede provocarle un choque anafiláptico masivo. Y el problema es que cuando le toca a uno le toca al 100%. Nosotros operamos a gente sana y cuando pasa algo de esto la repercusión es tremenda, porque no estamos hablando de un paciente con cáncer de estómago. Por eso debemos ser muy rigurosos", señaló.

Rodrigo Cucalón asegura que nunca acudirá a programas de estas características. De hecho, recientemente rechazó la invitación a una intervención gratuita por complejos en el programa Cambio de imagen.

El recorrido psicológico de una persona y su sufrimiento interno ante posibles complejos deberían abordarse con la máxima seriedad y de forma suficiente en un programa de este tipo para no falsear la realidad. Así lo apunta la especialista aragonesa María Jesús García-Dihinx, miembro de la Secpre, que criticó asimismo el tratamiento banal y frívolo que se ha hecho de su especialidad.

"Con estos programas se denigra nuestra especialidad. Falta un tratamiento científico y está mal planteado. Solo se nos ha ofrecido la fase espectacular de una cirugía, pero se ha obviado y, me parece lamentable, toda la trayectoria de una persona hasta que demanda una cirugía". En su opinión, se podía haber tratado de un forma científica, advirtiendo de los riesgos y de las pruebas a las que se debe someter un paciente.