Dos cazadores guipuzcoanos fueron condenados ayer a penas que suman 3 años y 3 meses de prisión y a pagar 230.000 euros de indemnización como responsables del homicidio imprudente de un compañero de batida en Sabiñánigo, cuya muerte accidental atribuyeron a la propia víctima.

El fiscal y las partes llegaron a un acuerdo de conformidad en el Juzgado de lo Penal de Huesca, por lo que su titular comunicó el fallo in voce. Impuso dos años de cárcel a José Ignacio G. M. como autor material del homicidio imprudente, y 1 año y 3 meses a Iñaki I. A., como encubridor.

La sentencia, que prohíbe a los acusados servirse de armas para la caza durante el tiempo de condena, hace responsable del pago de la indemnización a la compañía aseguradora de los acusados.

El accidente, que provocó la muerte de, León Escudero, se produjo el 17 de febrero de 2001, durante una partida de caza en un coto privado de Sabiñánigo.

Según el escrito de acusación el fiscal, José Ignacio, vecino de Oyarzun y de 59 años, se dirigió al puesto donde se encontraba la víctima y se dispuso a atar a sus dos perros a un árbol.

El acusado realizó esta acción de forma "precipitada" y sin adoptar ninguna medida de precaución para controlar el rifle marca Ruger, calibre 44, que llevaba cargado y sin seguro.

Según determinó meses después la Guardia Civil, sorprendido por un repentino tirón de sus perros, el cazador no pudo impedir que el arma cayera al suelo y se disparara de forma accidental una bala. La víctima recibió el tiro en el cuello y murió en el acto.

SIMULACIÓN El cazador, que se encontraba a unos tres metros de la víctima en el momento de producirse los hechos, llamó por teléfono móvil al otro compañero de partida, Iñaki, vecino de Rentería y de 48 años.

Los dos decidieron simular que el disparo se le "había escapado" a la propia víctima, por lo que efectuaron un disparo al aire con su rifle, similar el del autor del tiro. Tras limpiar el arma que provocó la muerte de la víctima, los dos cazadores avisaron a la Guardia Civil y dieron una versión "falseada" de los hechos.

Las investigaciones desarrolladas en los meses siguientes proporcionaron a la Policía Judicial de la Guardia Civil indicios de que la muerte tenía su origen en un disparo del arma de otro cazador, lo que provocó la detención de los ahora condenados por homicidio imprudente.