Los geólogos han detectado deslizamientos en las dos laderas del embalse de Yesa.

El de la margen izquierda, de carácter fósil, ubicada en la zona conocida como La Refaya, movió un volumen de seis millones de metros cúbicos de tierra y está estabilizado, según el informe publicado por la Revista de obras públicas. Durante las excavaciones para asentar el extremo izquierdo de la nueva presa, "se produjo una rotura por toppling que afectó desde la coronación del talud hasta la plataforma de excavación", que entonces se encontraba en la cota 540, anota. Tras retirar el material movido, la zona fue protegida con hormigón proyectado armado, anclajes y drenes.

El deslizamiento de la margen derecha fue provocado por el "primer llenado del embalse existente". En 1959 aparecieron las primeras grietas a unos cuarenta metros de la carretera N-240, que bordea el pantano por ese lado. Dos años más tarde, la Administración desmontó la parte alta del movimiento y varió la ubicación de la carretera. Después de estas obras, señala el estudio, "la masa deslizada se estabilizó y desde el año 1963 hasta el presente no ha habido nuevos corrimientos de los restos del deslizamiento". Tampoco los hubo en el talud de 60 metros de altura excavado en el macizo rocoso para la cimentación de la presa existente en esta margen a finales de los años 30. Tampoco se han registrado, añade, "en las excavaciones realizadas para la presa en construcción (la del recrecimiento), a excepción de pequeñas inestabilidades locales".