Zaragoza terminó colapsada en las fiestas del Pilar 2007. La combinación de los miles de visitantes que llegaron animados por el puente festivo junto con la concentración de todos los servicios de transporte colectivo terrestre en la estación de Delicias y la reducción de la capacidad de algunas calles por las obras de la Expo provocaron el embotellamiento de la avenida de Navarra durante buena parte de la tarde.

El atasco comenzó pasadas las cuatro y media de la tarde, como consecuencia de la acumulación de vehículos privados y públicos que trasladaban gente a la intermodal, más otros que se dirigían al corredor de la carretera de Logroño. Apenas una hora más tarde, la avenida de Navarra era una caravana compacta a partir de la rotonda de la ciudadanía. Se mantuvo así hasta entrada la tarde-noche.

El principal problema era la dificultad que encontraban los autobuses urbanos y taxis para reincorporarse al tráfico a la altura de la calle Rioja cuando abandonaban la estación. La Policía Local desplazó cinco patrullas a la zona y destinó otras dos a la propia estación. Usuarios de taxis y autobuses se bajaban de ellos antes de llegar a la estación y salían corriendo hacia la intermodal para tratar de no perder la salida de sus autocares y trenes.

La ronda Norte y la autovía de Madrid también sufrieron retenciones durante la tarde. Entre las seis y media y las siete, tres accidentes en los kilómetros 315, 318 y 324 de la autovía provocaron colas en un tramo de seis kilómetros en cada sentido de la circulación.

Los trabajos de acondicionamiento de la autovía hicieron que esta infraestructura se quedara pequeña para absorber el tráfico que salía de la capital aragonesa, lo que obligó a la Guardia Civil a desviar a los turismos por la antigua carretera N-II a partir de Ateca desde las cuatro y media de la tarde mientras los vehículos pesados continuaban transitando por la vía en obras. Según explicaron fuentes de Tráfico, no se trataba de una retención constante sino de tipo acordeón, con pequeñas aglomeraciones de vehículos que eran posteriormente disueltas mediante su desvío.

Por otro lado, durante la última noche de las fiestas no se produjeron accidentes con víctimas en la capital aragonesa. No obstante, los agentes de la Policía Local sí detuvieron --entrado el día en todos los casos-- a varias personas por conducir bajo los efectos del alcohol.

J. F. I. C., de 24 años, ya estuvo a punto de arrollar a uno de los agentes que se encontraban efectuando un control de alcoholemia en la avenida Goya sobre las 10.45 horas. El etilómetro reveló que el conductor triplicaba la tasa de alcoholemia permitida, por lo que los policías le comunicaron que iba a ser detenido. Salió huyendo. Más tarde, al ser interceptado, planteó resistencia a los agentes que iban a arrestarlo.

Más o menos a la misma hora, aunque en el camino de las Torres, D. E. G., de 19 años, chocaba con su ciclomotor contra un turismo. El joven resultó lesionado y fue trasladado al hospital Miguel Servet, donde fue atendido. Los policías le practicaron la prueba de alcoholemia tras recibir el alta. Superó el triple de la tasa permitida, por lo que fue citado para un juicio rápido en el que será acusado de un delito contra la seguridad en el tráfico.

También triplicó los niveles máximos permitidos J. I. M. D., de 44 años, interceptado por la Policía Local tras verse involucrado en dos accidentes en unos minutos. Se dio a la fuga después de que la furgoneta que conducía chocara con un vehículo estacionado en la calle Sobrarbe. Sin embargo, su huída terminó poco después, cuando se empotró contra dos turismos que se habían detenido al ponerse en rojo un semáforo.

Por otro lado, una joven de 23 años sufrió lesiones de pronóstico reservado al atropellarla un taxi cuando cruzaba un paso de cebra en la calle Anselmo Clavé.