El PP no encontró el respaldo del resto de grupos para pedir el cese del consejero de Agricultura, Gonzalo Arguilé, por sus declaraciones en sede parlamentaria contra la ministra Cristina Narbona. Su propuesta también incluía el rechazo a la gestión de la propia ministra con respecto a sus políticas hidráulicas en Aragón. IU planteó el apoyo a esta parte de la iniciativa, aunque finalmente no se pudo votar de forma separada a la petición de cese del consejero. Esto propició un acalorado debate entre los portavoces del PP, Antonio Suárez, y del PSOE, Jesús Miguel Franco, con el propio presidente de la Cámara, Francisco Pina.

Suárez recordó que las frases de Arguilé --en las que aseguraba que Narbona no era santa de su "devoción" y que prefería a la ministra de Agricultura, Elena Espinosa-- no se realizaron "ni en un bar, ni en la calle, ni en un pasillo", sino en la comisión de Agricultura. Para Suárez, tras su posterior rectificación, Arguilé había perdido "toda la credibilidad" para continuar en el cargo. Junto a esto, el portavoz popular también reclamó un texto de rechazo a la gestión de la ministra, por no conseguir avanzar en las obras hidráulicas.

Para el PP, Arguilé debería haber dimitido, pero tras su rectificación quedó demostrado que servía "a los intereses del PSOE" en lugar de los de los aragoneses.

Como siempre que en la Cámara se debaten cuestiones hidráulicas, el debate fue intenso. La intervención del diputado de CHA, Chesús Yuste, causó la hilaridad en los escaños. Yuste realizó símiles amorosos para definir el comportamiento del consejero, al que acusó de estar muy próximo al PP y ser el consejero más conservador del Gobierno. Sobre Narbona, no opinó nada. Un silencio elocuente. Adolfo Barrena, de IU, fue más duro contra la ministra y aunque compartió la opinión de que Arguilé cometió "un error inadecuado", no lo consideró suficiente como para apoyar la propuesta.

Jesús Miguel Franco, del PSOE, pidió consenso y que, en temas complicados como los de la política hidráulica en Aragón, se fuera con una sola voz, por encima de los partidos. Franco obvió el pasado trasvasista de los socialistas en época de Borrell, pero sí el de los populares en la época de Jaume Matas. Superado ese reto, que recordó que fue derogado precisamente gracias a la ministra socialista Cristina Narbona, Franco pidió que se debía "buscar el acuerdo y el entendimiento de todos".

El socialista asumió el error de Arguilé, pero le recordó a Suárez: "Arguilé cometió un pecado, pero si les hemos perdonado a ustedes (por su viejo apoyo al trasvase), como no vamos a hacerlo con el consejero".