En julio de 1936, una mujer republicana veía cómo su marido era fusilado en el paredón. Ella, embarazada, también estaba sentenciada a muerte pero sus captores esperaron hasta que diera a luz a su hija. Nada mas salir del paritorio, fue fusilada. El hijo del matrimonio, 50 años después, se enteró de que tenía una hermana a la que no conocía. Fue gracias a una casualidad. Se encontró en la plaza de los Sitios a una mujer que había compartido paritorio con su madre durante la guerra y era testigo de lo que pasó.