El cadáver de la mujer desaparecida desde el pasado martes en Sabiñánigo, Pilar Blasco, de 54 años, fue encontrado a primera hora de la mañana de ayer en las aguas de un canal entre Lasieso y Caldearenas. El cuerpo tenía las manos atadas y presentaba signos externos de violencia.

El hallazgo fue realizado por un vecino y alertó a la Guardia Civil, que identificó los restos poco tiempo después. La mujer, una empresaria de la localidad, era buscada desde que se denunció su desaparición por parte de sus familiares, a primeras horas de la tarde del martes.

Tras el levantamiento del cádaver, este fue conducido a Jaca para practicarle la autopsia. El juez de guardia decretó el secreto de sumario sobre las investigaciones que se practiquen desde ahora.

La víctima, que regentaba un negocio familiar, un almacén de venta de material de construcción y saneamiento --Alto Aragón--, fue vista con vida por última vez a las tres y media de la tarde de ese martes, cuando salió de su domicilio para dirigirse a su negocio, distante 500 metros. Cuando sus familiares advirtieron que no había llegado a la tienda media hora más tarde, alertaron a la Guardia Civil, que inició una intensa operación de búsqueda en la que participaron efectivos de Protección Civil y perros especializados.

DESPARECIDA Ante la falta de resultados inmediatos, sus allegados difundieron carteles con la fotografía de la mujer y sus características en toda la comarca y en las capitales aragonesas para recabar información de quien la hubiera podido ver. Según los datos publicados, medía 1,65 metros y vestía en el momento de su desaparición una camiseta negra y pantalones color hueso. También se publicó su fotografía en los medios de comunicación.

La noticia del hallazgo del cadáver se extendió rápidamente en la localidad altoaragonesa y provocó una profunda conmoción entre los vecinos, ya que la mujer era muy conocida por su intensa actividad comercial.

Pilar Blasco, que deja viudo y tres hijos, era una mujer plenamente dedicada a su comercio, que tenía una tienda abierta al público y hacía poca vida social. "Solo vivía para trabajar y para su familia y tenía poco tiempo para otras cosas. Todos la consideramos una buena mujer, al igual que su familia. Llevaba la contabilidad del almacén y su marido solo salía de allí para ir a su casa. También tenían registrada una empresa inmobiliaria, aunque ignoro si ya habían promovido algún proyecto de viviendas", comentó un vecino a este diario.

La víctima era natural de la localidad de Biescas, donde tenía familia, pero vivía en Sabiñánigo desde que se casó. Era una persona de costumbres fijas. El recorrido de su casa al trabajo siempre era el mismo y a las mismas horas.

Los vecinos de la localidad no se podían explicar ayer qué podía haber provocado el crimen, ya que no se conocían enemigos a la mujer. El alcalde, Carlos Iglesias, pidió que no se hicieran "conjeturas" y que se dejara trabajar a los investigadores, que parten con pocas pistas.

La autopsia del cadáver permitirá conocer las causas de la muerte y la hora en que ocurrió, aunque se presume que no fue mucho después de su desaparición. De momento, todavía es pronto para que los investigadores de la Guardia Civil descarten ninguna hipótesis, incluida la de tentativa de robo.

A media tarde de ayer, el Ayuntamiento de Sabiñánigo había convocado la reunión de un pleno extraordinario para expresar la condena de la localidad por este crimen, que ha alterado la tranquilidad habitual en la localidad altoaragonesa.