El nuevo portavoz de ILD (International Leisure Development, la promotora de Gran Scala, ya saben) se llama míster Campbell. Según me han dicho tiene buen humor es echao p´alante y sabe vender aire. Lo demostró convirtiendo una sesión del Club de Márketing dedicada a las nuevas tecnologías en su propia presentación pública.

Eso sí: no comparto con él la idea de que los inventores de Gran Scala cometieron errores en el arranque de su proyecto-tinglado. Para nada: si Mr. Campbell tiene hoy perspectivas de participar en ese presunto negocio es justamente... ¡porque sus actuales colegas lo hicieron muy requetebien!

Con portavoz o sin él Gran Scala sigue envuelta en misterios, medias verdades, mentiras completas y un truco tras otro. Los propietarios de los suelos de La Almolda están rechazando el contrato que les ofreció ILD. Un contrato, conste, que no es de compra del terreno. El ya famoso pool que promueve la neociudad del ocio pretende controlar (en el sentido literal del término) dos mil hectáreas ofreciendo por ellas un anticipo del cinco por ciento que los presuntos compradores podrán recuperar además si no les sale la jugada. Explícitamente, el susodicho contrato, lleno de matices ambivalentes, declara que no habra trato final si no se cumplen dos hitos: que el total del enorme solar sea recalificado (se habla expresamente de supramunicipalidad) para poder levantar Gran Scala y que exista un entorno jurídico adecuado para desarrollar los negocios propios de la nueva urbe. Por no hablar del tema de los impuestos o de la claúsula de confidencialidad que impide a los firmantes hablar de lo que han hablado y han firmado bajo sanción de diez mil euros.

Los quince folios de papel (al pie de los cuales Paul Stephan Allegrini representa a ILD) son un contrato leonino que casi nadie firmará. De esta manera, con Mr. Campbell o sin él, la cosa sigue donde estaba: en el País de las Maravillas. En cuanto a un servidor, ya perdonarán si declaro mi hartazgo por este absurdo lío. No tengo intención de pasarme el verano hablando de ello. Ya huele.