La muerte de una adolescente de Lérida al ser arrollada por el tren en la madrugada del pasado domingo en Altorricón, ha generado una polémica sobre las medidas de seguridad de la vía férrea a su paso por el lugar del accidente. La línea ferroviaria corre paralela a una macrodiscoteca que cada fin de semana atrae a miles de jóvenes de las localidades próximas y existe el temor de que vuelva a ocurrir una desgracia.

Según testigos presenciales, la víctima, de 17 años, se hallaba sobre las vías, consumiendo bebidas o bien participando en un juego que consistía en esperar inmóvil la llegada del tren el mayor tiempo posible. Estos extremos los está investigando la Guardia Civil a instancias del Juzgado de Fraga, al tiempo que cada vez cobra más fuerza la preocupación por las medidas de seguridad.

Responsables de la macrodiscoteca indicaron ayer que, años atrás, se colocó una valla en el tramo de vía que pasa por delante de la zona de ocio, que incluye el párking al aire libre. Sin embargo, según las mismas fuentes, la compañía ferroviaria decidió retirar la protección.

Por su parte, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) señaló ayer que existe "un expediente abierto" para dilucidar si se llegó a instalar una valla metálica entre las vías y el camino asfaltado que pasa por la parte trasera de la discoteca. "Hace bastantes años, el Adif autorizó la colocación de una valla en ese tramo, pero en el lugar marcado por la ley respecto a las vías", indicaron en el órgano gestor de las infraestructuras ferroviarias.

No obstante, el Adif no tiene todavía constancia de que la valla se colocara efectivamente. "El Administrador de Infraestructuras está siempre predispuesto a acordar a los ayuntamientos el incremento de la seguridad en las instalaciones ferroviarias", añadió la misma fuente.

El Ayuntamiento de Altorricón, por su parte, ya manifestó que el centro de ocio nocturno cumple la normativa vigente y que el vallado de las vías es competencia exclusiva de la compañía que explota las vías.

Al parecer, el maquinista del convoy que arrolló a la joven, que residía en Alpicat, a las afueras de Lérida, pitó varias veces al ver que había personas en las vías. Con todo, pese a que frenó, no pudo evitar el arrollamiento de una de ellas, que no tuvo tiempo de reaccionar. El día de los hechos, en la macrodiscoteca se habían congregado centenares de jóvenes que celebraban el fin del curso escolar y de la selectividad. La fallecida era hija única y era alumna del colegio Claver en Lérida.