Uno de los tres jóvenes de nacionalidad italiana que fallecieron el miércoles en un accidente de tráfico en Luceni, Elisabetta Guglielmini, de 22 años, trabajaba de azafata en el pabellón de Italia en la Exposición Internacional de la capital aragonesa, que declaró una jornada de luto al tener conocimiento del luctuoso suceso. En el siniestro también murieron un hermano suyo, Nicolò, de 17 años, y una prima, Sara Ravelli, de 16.

Elisabetta conducía un Fiat Panda con el que se dirigían a Bilbao y que colisionó frontalmente con un camión con remolque en un tramo recto de la N-232, a 45 kilómetros de Zaragoza. Al parecer, la joven pudo dormirse al volante o sufrir un descuido, dado que su vehículo invadió el carril izquierdo y chocó con la cabina del camión, cuyo conductor no pudo evitar la colisión pese a que dio un volantazo.

Ayer se esperaba en la capital aragonesa a los familiares de las víctimas para hacerse cargo de los cadáveres, que ayer permanecían en el Instituto de Medicina Legal mientras se realizaban gestiones para su repatriación. El comisario gubernativo del pabellón de Italia de la Exposición Internacional, Claudio Moreno, dedicó ayer, en rueda de prensa, unas palabras en recuerdo de Elisabetta Guglielmini, de la que destacó su "cortesía" y su "dinamismo", así como su "espíritu colaborador" y su interés por la ciencia y la cultura.

La joven, natural de Verona, había venido en septiembre del año pasado a estudiar a Zaragoza con una beca Erasmus. Su especialidad era Ciencias de la Comunicación y se hallaba en Zaragoza para estudiar idiomas, según indicó ayer L´Arena, el diario de su ciudad natal. Los otros dos jóvenes que viajaban en el coche se encontraban en España para visitar a Elisabetta. El día del accidente los tres veroneses se dirigían a Bilbao para conocer la ciudad, según Moreno.

Según fuentes de la Delegación del Gobierno el turismo comenzó a dar bandazos, sin que se conozcan las razones, hasta que se empotró frontalmente contra el camión, a la altura del kilómetro 278,5 de la carretera N-232.

Se trata de un tramo muy peligroso, que está pendiente de desdoblar y registra una intensa circulación de vehículos pesados. Entre Figueruelas y Mallén, dentro de la provincia de Zaragoza, solo posee dos carriles, uno en cada sentido, pero a su paso por la Comunidad Foral de Navarra se transforma en autovía. Los alcaldes de los pueblos afectados han pedido que se aceleren las obras de ampliación de la carretera.