--Se cumple un año de legislatura. ¿Cuál es su balance?

--Ha sido un año complejo. Desde nuestro punto de vista era necesario adaptarse a la vida municipal, después de ocho años fuera. Y también ha sido un año atípico, porque era el último de muchos proyectos que se habían fraguado sin nuestra presencia y hemos tenido que tomar decisiones sin toda la información.

--Para ser su primer año no le ha ido tan mal. Ha logrado introducir en la agenda del gobierno asuntos como el derecho de tanteo sobre la venta de vivienda protegida, el programa bizi... ¿Se han visto los frutos o han quedado en el papel?

--Yo destacaría la moción aprobada sobre el derecho de tanteo de la Administración sobre los pisos protegidos. No por el número de viviendas que ha pasado a manos públicas, que no ha sido muy importante, sino por el efecto de aviso al ciudadano que adquiere una VPO. Ahora sabe que la Administración tiene preferencia si decide vender el piso y eso dificulta las malas prácticas. Y también fue satisfactorio el acuerdo sobre el Distrito de la Justicia, que permitirá dotar a la ciudad de escuelas infantiles sin necesidad de inversión directa por parte del ayuntamiento. Lo más destacable es que hemos logrado llevar nuevos debates a los plenos, como el de los mil euros para todo aquel que trabaje para el ayuntamiento.

--Con la ordenanza cívica no tuvo tanta suerte. Su partido logró que no saliese adelante, pero el gobierno pactó con el PP un texto nuevo.

--Es cierto, pero el esfuerzo tampoco fue baldío, porque hay diferencias entre la ordenanza cívica que quisieron aprobar y la norma nueva que han elaborado ahora. El problema de fondo es que han querido crear una ordenanza para dar la sensación a los ciudadanos de que existen soluciones relámpago y lo único que van a conseguir es generar después frustración, cuando se vea que no ha servido para nada.

--¿Cómo ve este acercamiento del gobierno socialista al PP?

--Con asombro. El Partido Popular está haciendo una oposición errática, en la que primero se da abrazos con el equipo de gobierno y después lanza críticas más efectistas que efectivas. Tiene que solucionar sus problemas internos. Aunque la clave está en que el gobierno PSOE-PAR se siente cómodo con la derecha, porque así evita los compromisos mucho más exigentes de la izquierda en acción social, participación ciudadana y servicios públicos.

--Uno de los últimos ejemplos de acercamiento ha sido el acuerdo para sacar adelante los estudios de la implantación de una red de metro en Zaragoza. ¿Coincide con este interés por la línea subterránea?

--En ese asunto, solo quiero lanzar un aviso serio al PSOE. La legislatura pasada consiguió un importante consenso político y social en torno al tranvía. Que tenga cuidado con defraudar con el tranvía, porque se volverá en su contra.

--¿No le gusta la idea de implantar un metro en Zaragoza?

--El tema del metro me preocupa mucho por su carácter insostenible, tanto económico como de infraestructuras. Hay que levantar toda una ciudad y eso es difícil de justificar. Otra cosa sería avanzar en las cercanías para enlazar Delicias con el entorno del Príncipe Felipe. Esa sí es una buena opción.

--La movilidad es el principal problema de la ciudad. Las críticas a la empresa de transporte urbano de Zaragoza, TUZSA, llueven desde los colectivos sociales y vecinales. ¿Las comparte?

--Creo que tenemos una mala contrata que va en contra de los intereses municipales y hay que empezar a pensar que no se puede repetir un contrato de estas características. Esperamos la puesta en marcha de grupos de inspección para comprobar que incumplen frecuencias. Además, contamos con una red obsoleta que hay que reorganizar y para eso hace falta decisión. Hay que explicar a los ciudadanos que no podemos seguir con un sistema radial, donde los recorridos son maratonianos y no permiten cumplir las frecuencias. Hay solución: carriles bus, preferencia absoluta del transporte público y el peatón frente al tráfico privado, pacificación de calles... Puede parecer una conmoción, pero es lo que ya se ha hecho en Europa.

--Cuando se produjeron los paros de los conductores de TUZSA, se planteó al ayuntamiento que recuperase la concesión para gestionarla directamente. ¿Lo comparte?

--Hay que planteárselo. Estamos hablando de una remunicipalización, que es costosa, pero que debe debatirse y valorarse.

--En relación con la economía, estos días la ciudad asiste a continuos anuncios de desfases urbanísticos. ¿Están justificados?

--Esta ciudad parece condenada a costes enormes de equipamientos e infraestructuras. Desde la depuradora hasta el auditorio, pasando por el seminario. Da la sensación de que todo ocurre sobre la marcha. Y esas ocurrencias tienen un coste elevado. Podrían haberlo dicho antes, porque igual los ciudadanos hubiesen decidido entonces que no se quería ese edificio a un precio tan alto.

--¿Se solucionaría el problema si se modificase la ley que permite desfases de hasta el 20%?

--Me conformaría con que solo se desfasasen un 20%. Ahí está el pabellón puente, con un 70% más del precio inicial. Lo que habría que exigir es que, sin excepción, se pague lo que estipula el contrato.

--¿Cómo son las relaciones con el PSOE?

--Han atravesado etapas tan diferentes que resulta complicado hacerse una idea. Primero nos negaron el pan y la sal; después nos pidieron apoyo para sus presupuestos; luego hemos tenido una falta de información tremenda... Yo al gobierno lo único que le exijo es lo mismo que le ofrezco, es decir, lealtad institucional. Y no siempre se ha tenido.

--¿Cuándo ha faltado?

--En momentos de falta de información. Hemos tenido que tomar decisiones sin tiempo de reflexión.

--Por ejemplo...

--Cuando el PSOE negoció con el PP los reglamentos de funcionamiento de las sociedades municipales y nos enteramos en la mesa en que había que pronunciarse. O con el nombramiento de Domingo Buesa como cronista de la ciudad.

--¿Y qué hay del PP?

--Relación cordial en lo personal y complicada en lo que a alcanzar acuerdos se refiere. Por ejemplo, me gustaría elaborar mecanismos comunes de control al gobierno, pero no quieren ni oír hablar de ello. Supongo que así marcan su diferencia ideológica con IU.

--¿Y con CHA?

--Son complicadas y, sobre todo, a instancia del tejido social, más que por parte de CHA. Ese tejido no entiende que estrategias políticas diferentes impidan sumar nuestros apoyos, que ya son escasos, y nos obliga a presentar iniciativas. OTAN, ordenanza cívica...

--¿Se ha sentido en algún momento incomprendido?

--Algunas actuaciones del PP en el debate de algunas mociones han sido duras, como la del Distrito de la Justicia y algunas ordenanzas fiscales que votamos a favor para introducir medidas ambientales. Sus acusaciones fueron un intento estratégico de colocar a IU en determinada posición (la cuarta pata del gobierno) que no se sostiene.

Continúa en José Manuel Alonso, concejal de IU en Zaragoza: "El PSOE-PAR está cómodo con la derecha" (II)