Los 36 esqueletos exhumados de una fosa común en Singra serán finalmente enterrados este mes. Aunque todavía no haya nada cerrado, si todo transcurre según lo previsto, el día 23 se celebrará un acto con miembros de la Delegación de Gobierno y el general Juan Pinto para dar sepultura a los cadáveres. Ello pondrá fin a semanas de incertidumbre en las que los restos han permanecido en cajas a la espera de ser identificados.

Y es que la historia viene de lejos. Esta exhumación es el resultado de un proyecto puesto en marcha por la asociación Pozos de Caudé para encontrar a doce personas de Calamocha pertenecientes al bando republicano que fueron fusilados en la localidad durante la Guerra Civil. ¿El hallazgo? 36 cuerpos del otro bando, que nadie reclamó.

Para Francisco Sánchez, presidente de la agrupación, la situación no tiene nada que ver con cuestiones políticas. Se trata, más bien, de un imprevisto al que hay que hacer frente siguiendo unos cauces determinados. De hecho, asegura que ya al empezar recibieron la información de que en la fosa podría haber otros cuerpos, pero que el Gobierno de Aragón les instó a continuar. Una vez desenterrados, y al no contar con la financiación necesaria para las pruebas de ADN, decidieron esperar hasta efectuar la identificación.

Las críticas, sin embargo, no se hicieron esperar, y no faltaron los comentarios maliciosos sobre el interés por unos muertos y el desinterés por otros. Lo cierto es que, según indica el alcalde, Manuel Martín, la presencia de los cuerpos en las antiguas escuelas, que ahora se utilizan como almacén, no resultaba cómoda para nadie. "Se quedaron en cajas, y podría haber problemas" --explica--. Estaban esperando a ver si alguien los reclamaba, pero así no podían seguir".

Sánchez, por su parte, lamenta estas interpretaciones y defiende que se ha seguido un procedimiento rutinario. "Se dijo que las cajas estaban apiladas, pero es lo normal, estaban ordenadas e identificadas", lamenta, mientras critica las prisas: "Han esperado 70 años, no hay por qué precipitarse ahora". Igualmente, siente no poder concluir el trabajo. "Ahora han empezado a aparecer personas interesándose, y a lo mejor tenemos que volver a desenterrarlos para terminar la identificación", explica con resignación. En cualquier caso, la espera está a punto de terminar. El año que viene, los cadáveres descansarán ya en sus nichos.