La mención especial del Premio Ebrópolis a las Buenas Prácticas Ciudadanas recayó sobre el Área de Formación del centro penitenciario de Daroca. Se trató de un reconocimiento a la labor de un grupo de educadores y voluntarios que, al margen del sistema de enseñanza reglado, que incluye desde la alfabetización al aprendizaje de carreras universitarias a distancia, proporcionan a la población reclusa una oferta cultural, formativa y lúdica de carácter alternativo. Esta tarea suplementaria, que cuenta con el apoyo de la dirección de este centro penitenciario ubicado en la provincia de Zaragoza, exige una especial dedicación y una fuerte vocación.

La experiencia empezó hace cinco años, con un ciclo de conferencias a cargo de profesores y catedráticos universitarios. Desde entonces, la experiencia se ha diversificado en una serie de cursillos y talleres sobre asuntos como la animación a la lectura o el mundo del cómic. Además, ha dado origen al lanzamiento de una revista del centro, La Oca Loca, que es realizada por los propios reclusos.

"Nuestra motivación es romper el esquema carcelario tradicional, que se resume en el lema Celda, comedor, patio", afirma Javier Mesa, coordinador del Área de Formación del centro penitenciario de Daroca, que el pasado jueves recogió el galardón en Zaragoza en nombre de su equipo de trabajo.

RECONOCIMIENTO SOCIAL Estas actividades, que incluyen también un taller de cine, "hacen que Daroca desarrolle una labor complementaria que la distingue del resto de prisiones españolas", señala Mesa, que se siente "muy contento" de la distinción recibida porque dará a conocer la labor que se realiza en el interior de la presión y porque supone un reconocimiento social a la tarea impulsada.

"Los presos responden porque les sacan de la rutina del patio, de la monotonía de la vida en prisión", afirma Mesa, que detecta "mucha ilusión" en los asistentes a los cursillos, conferencias, talleres y demás actividades.

Una de las iniciativas que cosechó un gran éxito fue un libro de poemas que escribieron tres presos, "cada uno con un estilo diferente", además de la realización de un cortometraje que, además, resultó premiado en un reciente certamen cinematográfico.

APOYO Y AUTOESTIMA Las actividades van dirigidas a toda la población reclusa, que en Daroca gira en torno a los 600 internos. "Han participado muchos en un momento u otro, a lo largo de estos cinco años, pero no puedo dar una cifra concreta del número de presos que se han interesado por nuestra oferta alternativa", explica el responsable del área de formación.

En realidad, con la concesión del Premio Ebrópolis no solo se reconoce la tarea desempeñada por el personal del centro penitenciario y quienes les ayudan en el exterior, sino que también se da un espaldarazo a los presos que participan en las actividades y que son de todas las nacionalidades presentes en la prisión.

"Estas iniciativas aumentan su autoestima y les preparan para la vida fuera de la cárcel", dice Javier Mesa, que se considera pagado con ese reconocimiento.