"Esta carretera es una joya". Aunque parezca el título de una película, responde a la realidad más cercana de una vía que acumula desperfectos en "su señalización, en el asfalto, en el espacio para las incorporaciones...". Quien así habla es Sergio Visanzay, un camionero que transita entre dos y tres veces por el tramo más conflictivo de la N-232. Accidentes, de momento, ninguno. Sustos, unos cuantos, fundamentalmente por "malas incorporaciones y giros bruscos de algunos vehículos", explica.