La deuda de TBZ con sus proveedores tendrá consecuencias a corto plazo si no se acuerda una solución urgente que permita inyectar liquidez a las mermadas arcas de los licenciatarios. De hecho, este mismo mes podría confirmarse el cierre en "más de la mitad de los casos" de afectados por el impago. Todos estarán pendientes de la reunión del próximo viernes con el presidente de la compañía lusa, Joao Barroqueiro, que llegará por primera vez a España desde que acabó la Expo para proponer una solución a su deuda o acabar definitivamente con las esperanzas de cobro.

De su propuesta depende la supervivencia de las 23 pymes españolas impagadas, que aguardarán un compromiso fiable para evitar su cierre definitivo. Muchos ya se han fijado el 31 de diciembre como fecha límite a sus negocios. Otros ni siquiera podrán esperar al viernes, como la firma barcelonesa Bossaroma (suministró velas, jabones e incienso a las tiendas) que anunció su cierre inminente el pasado lunes.

Aunque muchas de las empresas amenazadas prefieren no comentar su actual situación a expensas de lo que se decida el viernes, otras intentarán paliar la liquidación en un cierre casi inevitable. Es el caso, por ejemplo, de Publilabel, la empresa barcelonesa que suministró imanes, llaveros, pins y pegatinas, entre otros productos, para la Expo. "Ya he tenido que pedir un crédito para pagar el IVA el mes de noviembre, avalando con mi propia casa. Además, nos hemos visto obligados a cerrar nuestras oficinas y ahora estoy trabajando sola, sin mis dos empleados, desde mi domicilio. Cerraremos este mes, seguro", explicó Nuria López, su responsable.

En su caso, la ruina económica que le ha dejado TBZ, que le debe unos 93.000 euros, arrastrará a su empresa matriz en Italia, Card Label, que lucha por sobrevivir y mantener intactos los puestos de trabajo que ofrece. "Hemos tenido que despedir a dos personas y en enero tendremos que rescindir el contrato a los siete restantes si no cobramos", afirmó su gerente, Alberto Vincenzi, quien añadió que "el mes pasado me marché a Lisboa, desesperado, para hablar con Barroqueiro, y solo me atendió Carlos Almeida, que me ofreció pagarme el 50% de la deuda ahora y el resto en dos años, pero no lo cumplieron". Por eso desconfían de las propuestas de TBZ y de su intención de pagar.

Al daño económico se suma el de la pérdida de puestos de trabajo. Las empresas afectadas apuntan que "varias decenas de personas" se pueden ver afectadas y acabar en el paro. Algunos ya lo están. Y es que lo que debe TBZ, en varios de estos casos, "supone más del 70% de la facturación del año pasado".