"Hace mucho tiempo que tenían que haber cerrado las puertas, ya era hora de que se tomaran medidas", indica una ciudadana que visita el cementerio de Torrero muy a menudo. Conoce a varios vecinos que pusieron denuncias hace años, pero esta vez considera que ha habido un detonante. "Pasa como siempre, a alguien más pudiente le han debido afectar los destrozos en sus capillas y así por fin se ha hecho algo", afirma.

Sea como fuere, el hecho es que el cierre de las puertas del cementerio en horario nocturno ha tenido una muy buena acogida entre muchos usuarios, que denunciaban daños en las tumbas y también inseguridad en sus visitas al recinto. "Ha habido días en los que nos han seguido, y no sería la primera vez que roban a señoras por aquí, es bien sabido que hay grupos que venían al cementerio solo a eso", afirman las hermanas Sola, fieles visitantes del camposanto que ya han decidido acudir siempre sin pendientes, anillos ni bolso, por si las moscas.

Para ellas sería importante que hubiera alguna ronda de vigilancia también por el día y denuncian a su vez la nula existencia de servicios. "Antes había unos y los cerraron porque se quedaban obsoletos, hasta los empleados del cementerio se tienen que ir fuera a hacer sus necesidades", afirma Aurora. Más que el incremento del alumbrado, las medidas que mayor adeptos se han creado son las rondas nocturnas de vigilancia y el cierre de las puertas, pues los destrozos causados en botellones e incursiones vandálicas están patentes en pedazos de esculturas y lápidas que se encuentra por el suelo.

"Solo con una ronda cada dos horas la gente se lo pensaría dos veces antes de entrar, el sistema de seguridad está muy dejado", señala Mariano, otro visitante. Indica que los actos vandálicos van a rachas, "cuando empiezan las estaciones" bromea su compañera, pero cuando llegan lo hacen con fuerza. "Vienen de juerga por la noche y cuando se ponen a romper cosas, lo hacen a conciencia, arramblan con todo", explica Mariano.

Teresa, otra usuaria habitual del cementerio, señala sin embargo que nunca ha oído nada malo acerca del lugar, y entre sus vivencias, solo una mala experiencia. "Un día vine de visita y la policía había cogido a un par de chavales que habían sacado un cuerpo de la tumba, decían que eran estudiantes de medicina, quién sabe", cuenta. Si bien considera que toda seguridad es poca, señala que hay otras cosas que se podrían mejorar. "Me parece muy mal que en la parte de arriba del cementerio no haya escalera para poder arreglar los nichos altos, mi madre está en el quinto piso y no podemos subir las flores", afirma. En definitiva, las mejoras se agradecen pero todavía falta por hacer.