Aseguran los más veteranos del barrio Oliver que Progreso Español es en realidad la primera calle que tuvo el barrio. Antaño, fue un sencillo camino, sin asfaltar, que discurría entre campos, torres y algunas casas humildes desperdigadas. Por entonces fue cuando llegó a este arrabal quien consideran gran mentor del barrio. Es más, sigue llevando su nombre: mosén Manuel Oliver, sacerdote llegado de servir en los pueblos de la provincia.

Mosén tenía como empeño mejorar la vida de los vecinos y por ello quería a toda costa hacerse con los terrenos. Pero eran propiedad de una muy famosa cantante, Pilar Pérez, La Tiple, que por lo visto ni tenía intención ni necesitaba vender sus tierras. La insistencia del sacerdote y los caprichos de la diva sirvieron para que un buen día, La Tiple se los jugara a una mano de cartas. Y los perdió en favor del cura. Mosén Manuel Oliver comenzó a parcelar la zona y a medio regalarlas a los lugareños. Nacía el barrio Oliver, que muchos todavía mentan como el barrio del cura.

No se le recuerda a esta calle nombre anterior que Progreso Español. Se fue consolidando a principios del siglo pasado como arteria principal del barrio. Aquí se construyó la primera iglesia de la zona, la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (hoy casa de juventud), que el pobre Mosén Manuel Oliver no llegó a pisar al morir un año antes de su apertura (1939). Hoy en día, esta vía sigue siendo importante, pero son pocos los comercios que sobreviven, si bien la policía local tiene aquí sus instalaciones. La vida en Progreso Español se multiplica a la hora de pasear a los perros, ya que dispone de una zona remozada hace algunos años, apta para el disfrute de las mascotas. Es entonces cuando, charlando con los vecinos, se sorprenden del cambio de nombre "¿Ya no será Progreso español?" pregunta la dueña de un caniche. "No sé qué tiene ese nombre de franquista, pero da igual, al final harán lo que les de la gana", añade, visiblemente molesta. Porque Progreso Español, como término del régimen anterior, suscita dudas. Un catedrático asegura que no acaba de detectar que Progreso Español tuviera reminiscencias franquistas. "Auxilio Social o Sección Femenina, por ejemplo, sí lo fueron. Pero no acabo de verlo claro con Progreso Español". En cambio, el historiador y periodista Chorche Romance señala que, a su entender, "Progreso Español es el término acuñado por el gobierno franquista en los primeros años de la posguerra para difundir la idea de que la victoria del fascismo iba a suponer un periodo de prosperidad. Estrictamente, quizá no se trate de un término franquista, pero en el caso de esta calle, se le llamó así con intención desde la propaganda del régimen ".

La calle que La Tiple perdió en una partida de cartas llevará a partir de ahora el nombre de Pilar Aranda, pintora zaragozana casada con el maestro de pintura Francisco San José, quien fuera máximo representante de la Escuela de Vallecas, junto a Benjamín Palencia. Pilar Aranda, la Chisca para sus amigos, fue una trabajadora incansable, artista educada en un ambiente acomodado y culto. Su estudio zaragozano era lugar de reunión y tertulia de las gentes del arte y la cultura de la época. Aranda fundó junto a su marido la Academia del Bosque, en Caracas, y se la conoce como una de las grandes retratistas con acuarela. De hecho, se sigue teniendo como imagen de Pilar Bayona el retrato que le hizo Pilar Aranda. Medalla de Aragón en el año 1977, es la segunda Aranda que tiene calle a su nombre ya que su hermana, la escritora Rosa María Aranda, tiene la suya en el barrio de Santa Isabel. Las cenizas de Pilar Aranda descansan en el panteón familiar del cementerio de Torrero.

Calle Pilar Aranda

Nacida en Zaragoza en el año 1914, esta pintora destacó desde muy joven por su técnica depurada y su manejo de la acuarela. Casada con el también pintor Francisco San José, se la considera una de las grandes retratistas españolas del siglo XX. También se la recuerda por su época de ´los gitanos´. Murió a finales de los 90.

Sustituye a: calle Progreso Español

Progreso Español fue un concepto diseñado por la maquinaria propagandística franquista que sirvió en los primeros años de la posguerra para difundir la idea de que la victoria del fascismo en la Guerra Civil iba a traer un periodo de prosperidad. Se mantuvo activo este término hasta principios de los 60 para divulgar que España había salido de la depresión y había alcanzado importantes niveles de desarrollismo.