Una especie de psicosis se ha instalado en el entorno del edificio Pignatelli. Buena parte de los consejeros del Gobierno de Aragón ha exigido a sus secretarias y a sus más directos colaboradores que no les pasen llamadas a sus teléfonos móviles y que las llamadas de alcaldes, concejales o representantes de los distintos sectores sociales y empresariales pasen por los números fijos del despacho. Tras destaparse las escuchas de la Operación Molinos, casi nadie quiere recibir llamadas comprometidas, sujetas a mala interpretación o preguntas más que frecuentes sobre "¿Qué hay de lo mío?".