Dos trabajadores fallecieron por inhalación de gases tóxicos el lunes en Alcañiz, cuando realizaban labores de limpieza en una arqueta del colector de desagüe de la red municipal de alcantarillado. Se trata de Cecilio Clavería Artal, zaragozano de 61 años, y del joven ecuatoriano, pero nacionalizado español, Edwin Oswaldo Benabides, de 28.

Ambos eran operarios de la empresa zaragozana Ehisa Construcciones y Obras, del grupo Elecnor, la contrata encargada de reurbanizar la calle Bajo Aragón del municipio localizada junto a la N-232, en donde se encontraba dicho pozo.

Los cuerpos fueron localizados por la Guardia Civil sobre las 22.50 horas del lunes tras recibir la voz de alarma de sus familias porque no habían llegado a sus respectivos hogares de Zaragoza. Al llegar al lugar los agentes encontraron la furgoneta con la puerta abierta y una escalera que sobresalía del agujero de poco más de tres metros de profundidad y de metro y medio de ancho, donde hallaron al joven en la parte baja y algo más arriba el segundo cadáver. Por lo que todo indica que en lugar de avisar a los Bomberos, que se encuentran a escasos 400 metros del lugar, el operario de más edad fue a salvar a su compañero, pero también murió.

En el atestado presentado en el Juzgado de Instrucción número 2 de Alcañiz, los guardias civiles que los encontraron admiten que allí "olía a gas".

"Uno de ellos llevaba 30 años trabajando para la misma empresa y el otro cinco. Por lo que eran operarios competentes que portaban guantes, mascarillas y botas. El pozo había estado taponado durante los trabajos que se han venido realizando en la calle Bajo Aragón, y al destaparlo, seguramente se encontraron con una bolsa de gas", explicó ayer la alcaldesa de Alcañiz, Amor Pascual.

Sin embargo, el secretario de Salud Laboral de la Federación del Metal, Construcciones y Afines del sindicato UGT-Aragón, José de las Morenas, lamentó que "por los datos que tenemos, no portaban el equipo apropiado y específico para estos trabajos. No llevaban ni detectores, ni medidores ni equipos de respiración autónoma. Se daba una falta total de medidas preventivas", aseguró tras visitar el lugar.

El cadáver del trabajador a punto de prejubilarse estaba previsto que su traslado a Zaragoza fuera ayer por la tarde. Mientras que el del joven ecuatoriano, que vivía en Zaragoza con su novia embarazada, permanecerá en el tanatorio y a la espera de ser repatriado a su país.