Cuatro trabajadores de limpieza de la residencia Romareda han sufrido quemaduras de distinta gravedad mientras realizaban labores de desinfección del suelo de la cocina con un producto corrosivo. Al menos uno de los afectados, aquejado de una discapacidad intelectual, fue hospitalizado y se le tuvo que practicar un injerto en la zona afectada.

Fuentes consultadas por este diario explicaron que las cuatro personas afectadas limpiaban el suelo de rodillas, bajo las cuales llevaban colocado un mocho industrial cubierto de plástico para evitar el contacto de la piel con el agresivo producto desinfectante. Esta protección, completada con guantes largos y una mascarilla, no evitó que todas ellas sufrieran quemaduras. Las heridas que tuvieron dos de estas personas fueron de carácter leve, mientras que en otras dos resultaron de carácter más grave.

Las mayores afecciones las sufrió un hombre con discapacidad intelectual, ya que se le tuvo que practicar un injerto en las rodillas como consecuencia de las quemaduras. Según las fuentes antes citadas, se trata de un trabajador que ocupa una plaza "normal" de personal especializado de servicios domésticos, que "debería estar bajo la supervisión de un tutor" para realizar su trabajo. "No se supo poner el mocho, no se puso de pie para recolocarse y tampoco se quejó", aseguraron dichas fuentes. Desde Servicios Sociales del Gobierno de Aragón, se aseguró que el puesto de trabajo que desempeña esta persona es adecuado a su capacidad y que se cumplían los requisitos de prevención de riesgos laborales.

Los hechos, que tuvieron lugar el pasado 10 de febrero, miércoles, se produjeron en presencia de varias personas más --entre ellas, parte del personal de dirección de la residencia--. Los trabajadores del centro reivindican mejoras en la dotación de recursos desde hace años.