Lourdes, de 25 años, era ayer una mujer hundida por la tragedia que se había cebado con su familia. Madre de la niña de 3 años fallecida en el incendio de su chabola y de otros cuatro pequeños más, la joven gitana, que está embarazada de ocho meses, apenas podía articular palabra mientras aguardaba ante la uci de Pediatría del Servet para ver a sus otros dos hijos, que se encuentran muy graves.

«Todo fue muy rápido y no nos dio tiempo a hacer nada por ella», dijo, pensando en la pequeña fallecida. «La chabola estaba en llamas cuando despertamos y mi marido, el tío y yo rescatamos a cuatro niños, pero no pudimos hacer nada más». El cadáver de la víctima mortal no sería hallado hasta que intervinieron los bomberos, que la encontraron totalmente quemada, bajo el amasijo de escombros en que quedó convertida la chabola. «Es mejor que Pedro siga inconsciente, pues si se entera de que ha muerto su hija y de que dos niños están graves, no sé qué hará», afirmó Carlos Giménez, bisabuelo de las víctimas y patriarca del clan gitano.